El presidente Michel Temer obtuvo una victoria jurídica que le da sobrevida política tras haber sido absuelto -junto con su ex compañera de fórmula, Dilma Rousseff- del juicio electoral que podía destituirlo del cargo por supuestas irregularidades y corrupción en la financiación de la campaña electoral de 2014, en un proceso que se transformó en un capítulo más de la gigante crisis brasileña.
Por 4 votos contra 3, el Tribunal Superior Electoral (TSE) decidió absolver a la fórmula DIlma-Temer por el delito de abuso de poder económico que había iniciado, al desconocer el resultado de las elecciones, el entonces candidato derrotado, Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
«No se saca un presidente todo el tiempo, esto no es un juicio por alimentos, estamos hablando de Presidencia de la República», dijo el autor del voto decisivo, Gilmar Mendfes, presidente del tribunal.
La gran disputa estuvo en incorporar a este juicio a toda la Operación Lava Jato, incluidas las delaciones premiadas que indicaron que hubo dinero producto de la corrupción en empresas estatales para las cajas del Partido de los Trabajadores y el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB).
La mayoría del tribunal rechazó, por cuestiones procesales, incluir las delaciones de ejecutivos de Odebrecht que confesaron haber aportado dinero ilegal a la campaña: esta victoria también es un nuevo interrogante sobre la veracidad de los «arrepentidos» que son la gran marca de la operación anticorrupción Lava Jato.
El voto del instructor Herman Benjamin, que dijo que había un «océano probatorio» con Odebrecht en el centro de la escena, fue enfrentado por los cuatro vencedores que alegaron la falta de pruebas contundentes, la extrapolación del proceso de Lava Jato y la preservación de la soberanía popular.
«No seré sepulturero de pruebas vivas. Puedo participar del velorio, pero no cargo el cajón del muerto», dijo Benjamin, al citar las investigaciones de Lava Jato sobre que el dinero desviado de Petrobras abasteció a los partidos de gobierno y que esas sumas fueron usadas en la campaña electoral de 2014.
El último voto fue el del amigo de Temer y opositor abierto del PT, Gilmar Mendes, presidente del tribunal, quien defendió la «soberanía popular» y que si la causa iba a su inicio es posible que todos los actos del gobierno sean impugnados porque hubo dinero de la corrupción.
«Hay que interpretar la ley a la luz de la realidad, es un mandato otorgado por el pueblo, el tribunal no es instrumento para solucionar la crisis política», dijo Mendes, quien fue abogado del gobierno de Fernando Henrique Cardoso y hoy habitual comensal en la residencia oficial de Temer.
La defensa de Rousseff y de Temer, si bien hoy son rivales, pidieron la nulidad de las pruebas sobre todo las delaciones de Marcelo Odebrecht y de los publicistarios Joao Santana y Monica Moura, a quienes acusaron de falso testimonio.
Por la condena votaron Luis Fux, Rosa Weber y el instructor, Benjamin. Por la absolución votaron, además de Méndez, Napoleao Maia, Tarsicio Vieira y Admar Gonzaga, estos dos últimos designados por Temer en abril pasado.
El fiscal electoral Nicolao Dino recuso sin éxito a Gonzaga, por haber sido del equipo de abogados de la campaña de Rousseff en 2010.
El caso generó una gran discusión que dejó en evidencia la fragilidad entre los poderes y Mendes acusó al fiscal de buscar «prensa» con su decisión.
El informe del juez instructor Benjamin amplió la denuncia inicial de fraude en la contratación de la campaña del PT de empresas gráficas para panfletos y eventos.
El juez Napoleao Maia dio el primer voto contra la destitución por considerar que las delaciones de Petrobras no indican que los sobornos pagados al PT y al PMDB abastecieron la campaña de Rousseff.
«Los perdedores buscaron revertir la decisión soberana de las urnas, un tercer turno electoral en la justicia. No se puede hacer como Poncio Pilatos, que llamó democracia a eso de convocar al pueblo indignado para tomar una decisión», dijo Maia.
Gonzaga, por su parte, sostuvo que «no hay ningún indicio de que haya habido participación de corrupción en Petrobras en las cuentas de campaña».
Por su parte, Fux descartó los ritos procesales: «La sociedad vive una pesadilla porque los políticos violaron la soberanía popular. El sistema está contaminado. Los hechos son gravísimos e insoportables. No voy a usar un instrumento procesal para no encarar la realidad, no tendría la paz que necesita un juez».
Rosa Weber, en línea con el juez Sergio Moro, de la Operación Lava Jato, argumentó que los sobornos de las empresas en Petrobras, así como el instructor, se transformaron en donaciones legales para la campaña de DIlma-Temer, por lo tanto también lo registrado dentro de la legalidad estaba «contaminado».
Rousseff, destituida el año pasado en juicio político, evitó la inhabilitación por ocho años, mientras que Temer pudo haber ganado un refuerzo a su gobierno, ya que los aliados en el Congreso para llevar adelante las reformas económicas esperaban el desenlace del juicio más importante del tribunal electoral.
Télam