Niki Lauda fue tres veces campeón mundial de la Fórmula 1 pero además de ser uno de los mejores pilotos de la historia, el austríaco es recordado por el tremendo accidente que tuvo en 1976, en el circuito alemán de Nürburgring, cuando literalmente se prendió fuego.
Lauda había sido campeón en 1975 y se encaminaba con facilidad a repetir el título un año después.
Hasta que llegó la fatídica carrera en Alemania. El austríaco había pedido una reunión antes de la competencia porque consideraba que el circuito era muy peligroso.
Pero los demás pilotos no aceptaron la sugerencia de no correr y entonces el Gran Premio se disputó igual.
En la segunda vuelta, Lauda perdió el control de su Ferrari, que inmediatamente se prendió fuego. Las llamas envolvieron el cuerpo del piloto, quien quedó al borde la muerte por las quemaduras que sufrió y por el humo que entró en sus pulmones.
Incluso, cuando estaba internado en el hospital, un cura le llegó a dar la extremaunción pero milagrosamente Niki se recuperó y volvió a correr seis semanas después en el Gran Premio de Monza.
Durante su ausencia, el inglés James Hunt ganó dos carreras y se le acercó en el campeonato.
En la última carrera, bajo una tremenda lluvia, Lauda decidió abandonar cuando apenas iban dos vueltas y Hunt, que llegó tercero, se consagró campeón mundial.
Al año siguiente, Lauda volvió a ser campeón mundial con Ferrari y en 1984 repitió con McLaren. Pero más allá de sus tres títulos mundial, siempre será recordado como el hombre que volvió de la muerte.
Fuente: Telam