A 50 años del campeonato del Racing del ´66, «el equipo de José»

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Lamentablemente, de aquellos jugadores que personificaron con su fútbol una revolución, cuando las estrategias ya eran mezquinas para la época, ya no estarán para levantar una copa y hacer un brindis, los arqueros Luis Carrizo y Agustín Cejas, ni aquel exquisito defensor que fue Roberto Perfumo, al que llamaron “El Mariscal”, así como el volante aguerrido Miguel Angel Mori y Juan José “Yaya” Rodríguez, que hizo enloquecer a los hinchas con sus goles.

Seguro estarán viendo desde alguna estrella a esa grey de hinchas que cargan sobre sus espaldas la herencia de abuelos y padres que llevaron a sus hijos y nietos por primera vez al “Cilindro de Avellaneda” y les inocularon ese virus de «ser hinchas de Racing» con orgullo y templanza.

En esas tardes del campeonato de 1966, cuando jugaba “La Academia”, un grito bajaba desde las tribunas, atronando el espacio: “Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José”. Era el justo homenaje a su mentor, Juan José Pizzuti, que fue jugador del club y había llegado a fines del torneo de 1965 como entrenador.

En un bar de la avenida Montes de Oca y Olavarría, en Barracas, el porteño barrio de toda su vida y junto a un grupo de veteranos amigos, en charla con Télam, Pizzuti recordó: “Me fui del club como futbolista luego de ganar el título de 1961. Resulta que, tras haber ganado ese campeonato, y siendo capitán y goleador me tomaron como cabecilla de un movimiento por el solo hecho de defender los intereses del plantel y me dieron el pase en blanco tras discutir con el entonces presidente, Sigfredo Sisco».

Pizzuti estuvo nueve años en el club de Avellaneda y también jugó en Boca hasta que en 1964 comenzó su carrera como entrenador en Chacarita Juniors.

“Allí hicimos una buena campaña con un modesto equipo. Fue entonces que los dirigentes de Racing, Carlos Cúneo y Héctor Carballo, que eran amigos, me convencieron de la propuesta del presidente Santiago Saccol para que agarrase el equipo», recordó Pizzuti , con admirable memoria a los 89 años.

El ex entrenador, que llegó en 1965 junto al preparador físico Rufino Ojeda, el mismo que lo había acompañado en Chacarita, evocó que Racing ese año ocupaba los últimos puestos y los jugadores hacía varios meses que no cobraban.

“No había un peso. Poco a poco fui acomodando las piezas del equipo y no pedí ningún jugador. Me arreglé con lo que había. A Perfumo que era 6, lo puse de 2. Basile, que jugaba en el medio, lo ubiqué de 6. Después subí a Primera al ‘Panadero’ (Rubén Díaz) y lo coloqué de 3, reseñó el entrenador.

En ese campeonato de 38 fechas, Racing perdió nada más que un partido ante River (2-0) en la 26ta. jornada en Núñez y acumuló 39 partidos sin derrotas, lo que significó un récord solamente fue superado por el Boca de Carlos Bianchi, que llegó a tener 40 partidos invictos en 1999.

Ese plantel, en el que todos convirtieron goles, a excepción de los arqueros y el defensor Oscar Martín, tuvo una increíble mística ganadora tanto de local como visitante y revolucionó con la táctica. Consiguió 61 puntos ya que (en tiempos en que los triunfos valían dos unidades) ganó 24 partidos y empató 13, perdiendo solo uno.

Cuatro jugadores que integraron el plantel estuvieron todos los partidos: Martín, Basile, Díaz y Rodríguez. El resto de los jugadores que estuvieron en el campeón fueron Juan Carlos Rulli (37 partidos); Jaime Martinoli, Juan Carlos Cárdenas (36); Carrizo, Perfumo (32); Humberto Maschio (31); Miguel Ángel Mori (27) y Nelson Chabay (16).

También estuvieron Cejas (8 partidos); Rodolfo Vicente (5), Néstor Rambert, Fernando Parenti (3) y, con una presencia cada uno, Oscar Canadel y Rodolfo Vilanoba. Los goleadores fueron: Martinoli (18), Rodríguez (16), Maschio, Basile, Cárdenas y Díaz (6), Rulli (4), Mori (3), Perfumo (2) y Chabay (1). Señalaronen contra de su valla Andrés Martín (Gimnasia) y Jorge Ginarte (Huracán) uno.

Aquella tarde del 20 de noviembre de 1966 una larga caravana de hinchas que había asistido a La Plata se dirigió hacia Avellaneda para festejar en sus calles y en el centro porteño. Pero la vuelta olímpica el equipo la dio a la fecha siguiente, la penúltima, en su estadio, ante el rival de toda la vida, Independiente con el que empató 3-3.

Curiosamente, muchos hinchas del “Rojo” aplaudieron los festejos de Racing, algo increíble para estos tiempos, pero en aquellas épocas el flagelo de la violencia en el fútbol todavía no estaba enquistado en nuestra sociedad.

Juan Carlos Larrarte/ Télam

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