La crisis de la Selección: cinco técnicos en diez años y un futuro incierto

0
318

Sin una estabilidad que se sostenga con firmeza de ideas y proyectos, los nombres seguirán pasando y la herida que se provocó en la Selección no terminará de cerrarse. Internas, figuras que no brillan como lo hacen en sus equipos y una base endeble, que no termina de encajar propósitos a largo plazo, con trabajos que rindan fruto al corto y mediano tiempo. Argentina necesita un cambio, una oxigenación, una unión que termine de enterrar los fantasmas de una década que no fue fructífera desde el plano futbolístico, donde se retrocedieron varios casilleros. La Copa América, fue la detonación que terminó de aturdir una crisis que ya dejó de ser pasajera.

Pasaron Marcelo Bielsa, José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona y el lunes sería el turno de la salida de Sergio Batista, salvo un milagroso apoyo rotundo de los dirigentes, algo que no se espera. Así, fueron cinco los entrenadores que pasaron en esta década oscura de la Selección, que imanó desilusiones, fracasos y peleas. ¿Qué sirve como bálsamo? Que aún quedan tres años de trabajo para el Mundial de Brasil 2014, entonces, habrá que poner las barbas en remojo y fijar ese objetivo.

Dentro de esa pasarela de entrenadores, Marcelo Bielsa fue el más claro en cuanto a proyecto en sí. Con una idea clara, aunque a veces un poco inflexibles, hizo ilusionar a los argentinos con un juego incisivo, lleno de pressing y verticalidad. Al “Loco” lo dejó herido de muerte el Mundial de Corea-Japón, con una inesperada eliminación en primera ronda. Pero Julio Grondona, en una sabia decisión, apoyó la continuidad del entrenador, que continúo por dos años más. Allí ganó una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas y se fue tras una gran victoria ante Perú, 3-1 como visitante, aduciendo su falta de energía para seguir al frente del seleccionado.

Tras la ida de Bielsa llegó José Pekerman, otro hombre de la casa abocado al plan juvenil y sus proyectos fructíferos. Formador de sueños albicelestes, y con un perfil bajo y silencioso, Pekerman debutó con una buena victoria ante Uruguay en El Monumental, por 4-2. Así terminó de conducir al equipo al Mundial de Alemania, donde quedó eliminado tras perder en los cuartos ante el local, en la definición por penales. Tras esa derrota, el entrenador, cuestionado por sus cambios en ese último partido, decidió ponerle punto final a su aventura.

Con el firme aval de Grondona, llegó Alfio Basile, el último ganador de un título importante con la “Albiceleste”: la Copa América de Ecuador 1993. Con los pergaminos de su carrera y la sapiencia de haber dirigido el Mundial de Estados Unidos 1994, “El Coco” estuvo dos años, hasta octubre de 2008, donde decidió ponerle fin a su estadía en la Selección tras una “falta de códigos”. El apuntado fue Diego Maradona, quien luego se haría cargo del mando del equipo nacional.

La llegada del “Diez” ilusionó al pueblo futbolero. No por los números previos de Maradona, los de las campañas de Mandiyú y Racing, sino por la energía que contagiaba y por el imán que produce en la gran mayoría de los argentinos. Citó más de un centenar de futbolistas, probó jugadores, dirigió en el estruendoso 1-6 ante Bolivia y llegó al Mundial de Sudáfrica en medio de una turbulencia y frases poco decorosas que quedarán en el recuerdo. Con Lionel Messi como la gran figura del futbol mundial, ilusionó con un buen arranque en primera fase y tras la victoria ante México, pero el cachetazo demoledor que le dio Alemania en cuartos, lo dejaron en el abismo. Si bien se pensaba en una renovación, desde la AFA fueron terminantes y no extendieron su vínculo.

Palabras cruzadas, acusaciones de traición y una larga polémica sólo tuvieron un blanco para dañar: la mismísima Selección. En medio de ese clima, Sergio Batista tuvo que padecer una serie de amistosos, entre ellos el gratificante 4-1 a España, el último campeón Mundial, para ser designado como el entrenador oficial de la albiceleste. “El Checho” llegaba con el título de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 como el gran lustro en sus espaldas.

Batista quiso darle un sello a la Selección y buscó un exagerado y peligroso acercamiento al juego del Barcelona, pero ese intento murió en la Copa América, donde no pudo con rivales más débiles, como Bolivia y Colombia, y terminó yéndose del torneo en cuartos de final, ante Uruguay y por penales, más allá que en el partido, Argentina fue superior al equipo de Oscar Tabarez.

El lunes podría llegar su final. Y así, una larga lista de nombres esperará, como viene sucediendo de forma constante, el llamado para llegar a la Selección. Falta un proyecto, un trabajo serio para que Argentina vuelva a ser potencia. Autocrítica, entereza y no volver a equivocarse, porque la Selección no está apta para sufrir otro papelón.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here