El papa Francisco realizó su primer discurso este sábado en La Habana, minutos después de aterrizar en el aeropuerto José Martí. Parado en un escenario mínimo junto al presidente Raúl Castro, declaró que «el mundo necesita reconciliación, en esta atmósfera de Tercera Guerra Mundial por etapas que estamos viviendo».
«Quisiera pedirle a usted, señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo», declaró el papa en Cuba, primera etapa del décimo viaje internacional de su pontificado.
Y agregó: «Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como ‘llave’ entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, ‘por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares’. Ese mismo fue el deseo de san Juan Pablo II con su ardiente llamamiento a ‘que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba'».
«Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento», señaló el papa Francisco. Y argumentó: «Es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del ‘sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos’.
«Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero», concluyó.
Las relaciones bilaterales de Cuba y Estados Unidos experimentan una apertura propiciada precisamente por la diplomacia papal, pero además el Vaticano expresó horas antes del viaje su deseo de que esta visita sirva además para que se comience a poner fin al embargo.
El secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, afirmó el jueves que «es de esperar que una medida de esta magnitud, o sea una liberalización a nivel de vínculos y de lazos, sobre todo a nivel económico, pueda también conducir a una mayor apertura desde el punto de vista de la libertad y de los derechos humanos».