Y si muerto tardases, y si el día
del amor está lejos
y otra fuerza del mundo me arrancara
más poderosa aún que mis anhelos,
te esperaré en la paz de mi sepulcro
donde iré a refugiarme con mis sueños.
Y cuando vuelvas del País Lejano
a donde te persigue mi recuerdo
(tú vendrás por la senda florecida
que te habrán preparado mis desvelos)
mi sepulcro estará sobre el camino
-yo estaré esperando tu conjuro
para volver del mundo de los muertos.
Y si pones tus labios adorados
sobre mis ojos y mis labios yertos,
veré la luz y aspiraré la brisa…
¡Será el soplo de Dios sobre mi cuerpo!
María Aliaga Rueda
Fundadora de la Poesía Femenina Santiagueña