Boca y River protagonizaron el capítulo final de la serie de Superclásicos que se establecieron en 2015. El séptimo fue uno de los menos destacados de la saga, dado que los cruces por laCopa Libertadores y el campeonato doméstico tuvieron una relevancia superior al amistoso deCórdoba.
En el Mario Alberto Kempes el «Millonario» sólo tardo seis minutos para ponerse en ventaja. Una extraordinaria labor colectiva le dio la posibilidad a «Lucho» González de festejar el 1 a 0.Una limpia salida de Vega, un toque de primera de Mora y una enorme habilitación dePisculichi fueron los condimentos de la prematura conquista.
A pesar de la diferencia, el encuentro se mantenía parejo y a los 25 se forjó la polémica de la noche. Un centro pasado, una pésima reacción de Chiarini y un cabezazo de Magallán al travesaño merecieron emparejar las acciones. Además, el golpe del arquero al central fue ignorado por Federico Beligoy, quien debió sancionar la pena máxima.
Los problemas para Rodolfo Arruabarrena continuaron, porque unos instantes después Monzónle cometió una dura infracción al delantero uruguayo que le costó la expulsión. El «Xeneize» debió continuar el compromiso con inferioridad numérica y los hombres de buen pie de la Banda se lo hicieron sentir. Los gritos de ole que bajaban de las tribunas le ponían música al monólogo que comenzaba a gestar el elenco de Marcelo Gallardo.
En el complemento la superioridad del dominio y la posesión continuaba bajo la sintonía deNúñez, pero el sacrificio de Chávez amenazaba con el empate. Tanto el ex Banfield comoPavón se las ingeniaban para acercarse a la zona defendida por el ex Instituto, quien se mostraba muy indesiso.
El exceso de confianza le jugó una mala pasada a River y el ingreso de Cristaldo le dio otro aire a Boca. Un cabezazo picante que paralizó a la defensa millonaria pudo concluir en la red, pero la fortuna no estuvo del lado del juvenil.
Por la vía aéra el combinado del «Muñeco» también lastimó. La más clara la tuvo Javier Saviolaadentro del área chica, pero el calibre desviado del «Conejo» mantuvo con vida al «Xeneize». De todos modos, las limitaciones de Marín le abrían el camino al «Pity» Martínez para que haga lo que quiera por el sector izquierdo.
La exquisita definición de Mora, que rebotó contra el ángulo del arco de Sara fue el punto final que justificó el triunfo de la Banda. A pesar de no haber sido por los puntos, River mantendrá un estado de ánimo elevado para continuar con su defensa del título en la Copa Sudamericana, en cambio la interrogante está planteada sobre cómo afectara la derrota en el máximo candidato a quedarse con la competición doméstica.