La nueva pieza estuvo a cargo de Juan Carlos Pallarols. Fue realizado en madera urunday, mide 90 centímetros más la empuñadura y demandó once meses de trabajo ya que recorrió toda la Argentina. En total, más de 2,5 millones de golpes quedaron impresos en la empuñadura.
El creador estuvo en las 24 provincias y más de 200 pueblos: «No son sólo números, lo más importante es que cada persona dejó un pedacito de su corazón en una frase, una palabra y en los varios libros firmados que se entregarán junto al bastón al nuevo presidente».
Como tradición, cada vez que se renueva el mandato se crea un nuevo bastón: «Cuando en 1983 le entregué el primer bastón criollo a Raúl Alfonsín, estaba seguro de lo que iba a ocurrir y era que, a pesar de las diferencias, cada período se nutría de más democracia».
Pallarols estuvo a cargo de los bastones desde el retorno de la democracia: «A todos los que me acompañaron y me alentaron durante estos últimos 33 años, muchas gracias», expresó.
