La denuncia contra Guillermo Gabella, directivo de la empresa Boldt, por falso testimonio fue uno de los tantos contraataques diseñados por la defensa de Amado Boudou para contrarrestar las acusaciones en su contra en el Caso Ciccone.
La semana pasada el juez Rodolfo Canicoba Corral determinó que Gabella no había mentido al declarar que Boudou como ministro de Economía se había quedado con la imprenta a través de testaferros y que esa compañía fue contratada por Casa de Moneda, que dependía del propio ex vicepresidente.
El primero que supo que Boudou estaba detrás de la compra de la imprenta fue él. ¿Cómo? A través de una reunión que mantuvo con José María Nuñez Carmona en el hotel Caesar Park. Según contó el propio Gabella en declaraciones a Radio Mitre, el encuentro fue organizado por Lautaro Mauro, colaborador de Daniel Scioli.
Gabella revivió ese encuentro con lujos y detalles. «Ciccone había quebrado y a instancias del sindicato nos hicieron una propuesta para que nos hagamos cargo de la planta. Después de algunas negociaciones hicimos una propuesta para alquilar la imprenta», recordó.
Luego de hacerse cargo de la planta, habían pasado apenas dos meses. Gabella recibió varios llamados de Mauro para reunirse con Núñez Carmona, amigo y testaferro de Boudou. Así es como The Old Fun se metía en la disputa para levantar la quiebra.
En esa reunión, del 22 de octubre de 2010, según el relato de Gabella, Núñez Carmona le dijo que estaba allí en representación del ministro de Economía (Boudou) y que el Gobierno quería quedarse con Ciccone, por lo que tenía que devolver la planta.
«Yo fui a la reunión y me encontré con un muchacho en jogging. Esa persona se mostró muy informada sobre nuestra actividad, negocios y proyectos; y le pregunté quién era. Ahí me dijo: represento a las más altas autoridades, soy un hombre de Boudou; compramos Ciccone».
En ese momento, según relató Gabella, trató de explicarle que para que venciera el alquiler faltaba unos meses. «Allí Núñez Carmona me dice: ‘no, no, vos no entendés, la planta la queremos ahora».
Gabella explicó que en los términos en que se lo manifestó Núñez Carmona, «era un claro apriete». Además, dejó entrever que si no lo hacían iban a tener problemas con la AFIP y perderían contratos vigentes.
«Núñez Carmona comenzó a relatar las cosas que podía hacer; advertencias de negocios que podíamos perder. Comenzó a detallar negocios que el grupo iba teniendo y otros que no habíamos ganado. Tenía información muy precisa de nosotros», agregó.
La reunión se puso tensa. Gabella contó que la charla comenzó a subir de tono. «Le dije que así era inaceptable el tipo de negociación. Esto no es diálogo, este es un apriete», dijo y recordó que ni siquiera le preguntó el monto de inversión que realizó Boldt para poner en marcha la planta que estaba parada desde hace nueve meses y sus empleados sin cobrar.
«Luego de eso se cayeron licitaciones y otros negocios», recordó Gabella y cuando el tema explotó mediáticamente, el fiscal Carlos Rivolo lo citó a declarar. «Hablé con el presidente de la compañía. Me dio su aval y me instó a que declarara la verdad».
Según relató, cuando se presentó a declarar al mismo tiempo también lo citaron a Mauro, quien «contó una historia distinta. «Dijo que la reunión la había pedido yo y que busqué algún tipo de lobby oficial … Fueron una serie de mentiras tremendas que motivaron un careo».
Como consecuencia de la declaración de Mauro, la defensa de Boudou-Núñez Carmona atacó a Gabella. Lo denunció por falso testimonio para intentar desacreditar la versión. Así fue como planteó que Mauro había dicho que Gabella lo había llamado a él para pedir una reunión con alguien del gobierno nacional porque la firma Boldt tenía problemas por ser proveedor del Estado para el Censo 2010.
Esa denuncia destinada a desacreditar el testimonio de Gabella cayó en el juzgado de Canicoba Corral. Después de más de tres años y con fecha del 10 de diciembre pasado, el juez sobreseyó a Gabella. Es decir, dijo que no mintió.
El magistrado determinó a partir del estudio de llamadas entrantes y salientes a los celulares de Mauro y Gabella que fue el primero quien inició el contacto. También pudo verificar que para aquel entonces no había ningún conflicto entre Boldt y el Correo Argentino debido a las contrataciones realizadas para llevar adelante el Censo.
Canicoba Corral señaló también que su colega Ariel Lijo, cuando procesó a Boudou y Núñez Carmona por el Caso Ciccone, pudo demostrar la existencia de aquella reunión y de lo hablado.
Según explicó Gabella, el fiscal Gerardo Pollicita, que interviene en el caso ahora, no apeló la decisión de Canicoba Corral. Tampoco lo hizo la querella (Boudou-Nuñez Carmona), por lo que el fallo quedó firme.