La fuga de los hermanos Lanatta: sospechas en el gobierno de María Eugenia Vidal

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«¿Justo estos tres?». Esa fue la pregunta retórica que se repetía entre los colaboradores más cercanos de la gobernadora bonaerense María Eugenial Vidal. Se refieren, obviamente, a la tan escandalosa como increíble «fuga» de los hermanos Lanatta y de Squillaci Bonnini. Son tres delincuentes condenados a perpetua por el asesinato de tres jóvenes dedicados a negocios dudosos con la efedrina y laboratorios de vidriosa fama.

Esa pregunta se combinaba con una orden que se bajó desde lo más alto de la administración provincial, según pudo saber Infobae: «No hay que descartar ninguna hipótesis». No son pocas las cuentas pendientes acumuladas en el Servicio Penitenciario Bonaerense, donde hasta hoy fungían en cargos clave más de un funcionario «heredado».

Las sospechas, sin embargo, no sólo surcaron por el entorno de la gobernadora, sino que también varios ultrakirchneristas se animaron a interpretar que la fuga improbable pudo ser, en realidad, el cumplimiento de alguna promesa inconfesable. Condenados a perpetua y con fallo firme, el escape sería el único modo de devolución de un trabajo sucio al que están acostumbrados estos tres delincuentes que supieron recorrer esos bordes en los que la política clientelar subterránea coquetea con el delito.

La inoportuna inundación en el Litoral y, ahora, el affaire de General Alvear -ciudad de asiento del penal burlado- sacudieron la tranquilidad con la que desde Mauricio Macri a María Eugenia Vidal pretendían despedir el 2015, el año irrepetible para Cambiemos y, sobre todo, para el Pro.

«No descartamos nada de nada. Nos parece llamativo que se escapen tres delincuentes. Pero justo estos tres, más llamativo», confesaba uno de los funcionarios que, literalmente, «saltaron de la cama» por los llamados insistentes de Infobae. «Nos llama poderosamente la atención que sean estos tres los fugados y no descartamos ninguna hipótesis», insistió otro.

Aníbal Fernández no ocultó su fastidio por, otra vez, volver a ser noticia involuntaria de una trama de la que parece no poder sacudirse nunca. No lo dijo. Se le preguntó. Pero insistió en que no iba a hablar. Aunque en su respuesta también pareció flotar la sospecha de una «operación» trasvestida en fuga carcelaria.

Por último, desde el Ministerio de Seguridad de la provincia, que conduce el macrista de origen peronista Cristian Ritondo, también se multiplicaban las sospechas. El proyecto de ley de declaración de emergencia penitenciaria que Vidal envió la semana pasada a la Legislatura -que la habilitaría a destituciones, despidos y reordenamientos en compras y contrataciones- sería una pista que siguen con más atención.

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