Por ahora son pocos los lugares en el mundo que están avanzando hacia un futuro sin dineroen efectivo para realizar transacciones. Suecia va a la vanguardia, según una nota que publicaThe New York Times.
Los ejemplos en este sentido abundan: los feligreses pagan su diezmo por mensaje de texto;los puestos de venta callejera de los «sin techo» tienen sistema de posnet con tecnología móvil; y ni siquiera el museo de ABBA, santuario de la célebre banda de la década del 70 que compuso el tema «Money, Money, Money», acepta billetes, por considerarlos algo muy del siglo pasado.
Todos estos casos se tratan de una cuestión de orden práctico, ya que muchos de los bancos suecos ya no aceptan ni entregan dinero en efectivo. Un gigantesco cambio que transformó a la sociedad sueca en adicta a la practicidad de pagar con tarjetas o apps.
«No nos queremos quedar en el pasado, aceptando un dinero en efectivo que ya está de salida»,afirma en el ABBA Museum Bjorn Ulvaeus, ex integrante del grupo musical y responsable de haber convertido su legado en un exitoso ícono comercial.
Las contras
Sin embargo, no todos festejan con la histórica modificación en el sistema de pagos de Suecia. El cambio ya encendió las alarmas en las asociaciones de consumidores y otras voces críticas, que advierten sobre los riesgos para la privacidad y la creciente vulnerabilidad ante uncibercrimen cada vez más sofisticado.
Durante 2014, la cantidad de casos de fraude electrónico trepó hasta los 140.000, más del doble que hace una década, reveló el Ministerio de Justicia de Suecia, dice The New York Times.
Aquellos que están en contra de la variante también señalan que los ancianos y los refugiados, frecuentes usuarios de dinero en efectivo, pueden terminar marginados. Y que los jóvenes que utilizan la aplicación de su teléfono móvil para comprar de todo o solicitar un crédito corren el riesgo de endeudarse.
«Estará de moda y todo lo que uno quiera, pero cuando una sociedad deja de manejarse con dinero en efectivo surgen riesgos de todo tipo», afirma Bjorn Eriksson, ex jefe de la Policía sueca y ex presidente de la Interpol. No obstante, Eriksson defiende este proceso y señala que la principal razón por la cual las naciones deberían dejar de manejarse con dinero es la seguridad personal.
Cifras y ejemplos
En la actualidad los billetes y las monedas representan apenas un 2% de la economía total de Suecia, frente al 7,7% en Estados Unidos y el 10% en la eurozona. Durante 2015, apenas alrededor de un 20% de todos los pagos de consumidores suecos se realizó en efectivo, frente a un promedio del 75% en el resto del mundo, de acuerdo a los números registrados por la agencia Euromonitor International.
En más de la mitad de las sucursales de los principales bancos del país, incluidos el SEB, Swedbank, Nordea Bank y otros, ya no hay coronas suecas (la moneda nacional) disponibles ni tampoco se aceptan depósitos en dinero contante. Y por ello muchas entidades financieras dicen haber reducido sus gastos en seguridad, ya que no hay motivos para asaltar las sucursales.
Pero a pesar de todo esto, el efectivo no ha muerto en el país escandinavo. Si bien el banco central sueco (Riksbank) predice su rápido declive, al mismo tiempo asegura que dentro de 20 años seguirá en circulación. En este sentido, acaba de emitir monedas y billetes con un nuevo diseño, aunque cada día son más los consumidores que ya no llevan dinero en sus bolsillos.
La fuerte tendencia ya se ha extendido a los rincones más improbables de la economía sueca. Stefan Wikberg, de 65 años, fue un «sin techo» durante cuatro años tras perder su trabajo pero ahora tiene lugar donde vivir, vende revistas de una organización benéfica y cuando vio que ya nadie llevaba dinero encima, comenzó a utilizar un posnet móvil para acepar pagos con tarjeta o hasta por SMS, lo cual hizo crecer sus ventas en un 30 por ciento.
En Filadelfiakyrkan, una iglesia de Estocolmo, son tantos los fieles que ya no llevan dinero encima que tuvieron que adaptarse, según confiesa el pastor Soren Eskilsson. Durante una misa realizada hace algunas semanas decidieron proyectar el número de cuenta bancaria de la iglesia en una pantalla gigante, y tras ello los feligreses sacaron sus dispositivos móviles y pagaron el diezmo a través de una app llamada Swish. Éste es un sistema de pagos implementado por los principales bancos, que rápidamente se está convirtiendo en un rival de temer para las tarjetas.