El misterioso eslabón chaqueño de la ruta del dinero K

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Las últimas novedades del caso Lázaro Báez llevan necesariamente a preguntarse por qué la provincia del Chaco aparece mencionada en tantas ocasiones en los expedientes de la causa en la que se investigan presuntas maniobras de lavado de dinero a través de la financiera SGI, más conocida como La Rosadita. La respuesta tiene nombre y apellido: Julio Mendoza. En la larga declaración de Leonardo Fariña frente al juez Sebastián Casanello, el financista arrepentido lo sindica como dueño de un departamento en el barrio de Belgrano que oficiaba de «posta» para el traslado de dinero. Textualmente, dice Fariña: «Aprovecho para manifestar que lo que tiene que ver con el dinero en efectivo usado en ésta y otras operaciones llegaba del sur y permanecía en distintos lugares no más de un día hasta que se hacía una operación. Así, el dinero se guardaba en un departamento del barrio de Belgrano perteneciente a Lázaro Báez. Y, ocasionalmente, se guardaba en el departamento de Julio Mendoza en el mismo barrio».

¿Quién es realmente este Mendoza, del que poco y nada se sabe hasta ahora, y que sin embargo parece haber tenido un rol esencial en estas operaciones hoy bajo la lupa de la justicia?

Infobae pudo saber que, tan temprano como en el año 2007, ya circulaba en los mentideros políticos de Resistencia el rumor de que el ingeniero chaqueño Julio Mendoza era el «testaferro de Néstor Kirchner» en la provincia. Ni más ni menos.

Para entender esto, hay que remontarse a los albores del siglo, cuando Julio Mendoza, que entonces ya era un ingeniero civil con varios años de experiencia en el rubro obra pública –trabajó en Chaco, Corrientes y Formosa desde que egresó de la facultad, a comienzos de los ochenta- se encontró de pronto desocupado y en aprietos económicos y aceptó emigrar a un sitio tan inhóspito –y de clima tan opuesto al de su provincia- como Río Turbio.

Pero este «sacrificio» pronto recibiría su premio, a juzgar por la velocidad con la cual empezó a crecer su patrimonio, en especial a partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia. El secreto de este éxito es que en el sur patagónico el destino de Julio Mendoza se cruzó con el de un tal Lázaro Báez, amigo del por entonces todavía gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner.

El resto es historia hoy conocida: Báez crea Austral Construcciones –por sugerencia del propio flamante presidente- y empieza a verse favorecido en todas las licitaciones de obra pública de la provincia y más allá. Mendoza llegará a ser CEO de la próspera constructora.

Es muy posible incluso que este ingeniero haya aportado el savoir-faire que podía faltarle al empleado bancario Lázaro Báez en la materia Contrataciones con el Estado –léase sobreprecios y retornos- porque ya durante sus tiempos de novel ingeniero en los años del Proceso, había trabajado para la empresa Supercemento que, como Austral Construcciones en la era Kirchner, ganaba casi todas las licitaciones en Chaco, Corrientes y Formosa durante los gobiernos militares.

La llegada de Néstor Kirchner a la primera magistratura potenció las chances de la dupla Báez-Mendoza y desde entonces éste último pasó a ocupar cargos en las diferentes empresas –ficticias o reales- que fue creando Lázaro Báez para ganar licitaciones amañadas y para encaminar los abultados frutos de sus negocios hacia sitios presuntamente más seguros. Fiduciaria Edificio Northville SA, Austral Construcciones SA y Austral Atlántica SA son algunas de esas empresas, todas con domicilio en Carabelas 241 de la ciudad de Buenos Aires, en las que aparece el nombre de Mendoza, sea como accionista, sea como presidente.

Campos, departamentos –en Chaco y en Buenos Aires-, autos y motos de alta gama: a eso destinó sus ganancias. Su vida la repartió en estos años entre el sur santacruceño y Resistencia, donde viven sus hijos. Pero siempre cultivó un bajísimo perfil. Prácticamente no se le conoce la cara. Incluso cuando está en el Chaco, no sale, no frecuenta lugares concurridos. Su pasatiempo no es social, sino familiar y deportivo: pasear en moto o en el río, en lancha último modelo.

Julio Mendoza no fue el único ingeniero chaqueño que encontró trabajo en el sur. Varios colegas suyos siguieron su camino y trabajaron en diferentes obras públicas en la provincia. Esta migración es incluso anterior al auge de Lázaro Báez y se prolongó después. Es que existía otro nexo entre Santa Cruz y el noreste: Juan Carlos Relats, otro empresario de la construcción con muchos años de trabajo en Corrientes, fallecido en 2013. Es muy posible que este emprendedor, que llegó a la provincia patagónica de la mano de Julio De Vido, haya sido quien le sopló a Mendoza el dato de que en la Patagonia podía tener un futuro más promisorio que el Chaco.

La presidencia, Kirchner replicaría el modelo santacruceño en el Chaco: cartelización de empresas constructoras para quedarse con toda la obra pública, compra de empresas locales para hacer pie en la provincia y la eterna sospecha de la condición de testaferros del poder político que planea sobre estos empresarios súbitamente enriquecidos.

La constructora Sucesores de Adelmo Biancalani, cuyo obrador fue allanado durante varias horas por orden de Casanello el pasado 9 de abril, no es una empresa recientemente creada en el Chaco; tiene larga experiencia en su rubro. Pero hace unos años los dueños de Biancalani vendieron o cedieron el 60 por ciento de las acciones de la empresa supuestamente a Báez y este gesto no quedó sin contrapartida. A dedo, Néstor Kirchner hizo senador a Fabio Biancalani, uno de los dueños, en diciembre de 2007, en lo que para muchos fue parte del «pago» por las acciones cedidas.

Ya en el año 2008, el desaparecido diario Crítica de la Argentina denunció un sobreprecio de 70 millones en una obra de repavimentación de la Ruta Provincial Nº 7 en el Chaco, que involucraba al entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, a Juan Carlos Relats y al senador Fabio Biancalani. Pero el procurador Esteban Righi se encargó de poner el pie en el freno de esa investigación que quedó en el limbo, como tantas otras, mientras la fortuna política sonreía a los Kirchner.

«En el período en el que yo estuve vinculado a toda esta gente el dinero venía del sur (Santa Cruz) y, paralelamente, entre fines del año 2010 y principios del año 2011, empezaron a llevar físicamente por tierra mucho dinero en camiones de Austral a la provincia del Chaco, donde tienen la empresa denominada Adelmo Biancalani e Hijos. Esto puntualmente era en la ciudad de Resistencia», declaró Leonardo Fariña.

Son algunos de los motivos del juez para allanar Biancalani y para citar a Julio Mendoza.

En Resistencia, nadie sabe decir si el presidente de Austral Construcciones, que deberá comparecer el próximo 10 de mayo ante el juzgado de Casanello, se encuentra allá o en el sur. No se lo ha visto. Los medios locales no lo mencionan, en lo que suena más a protección política que a desconocimiento.

Pero dentro de pocos días, Mendoza saldrá del semi-anonimato que hasta ahora lo ha resguardado del escrutinio público.

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