Facundo Arana regresó a la Argentina, luego de haber cumplido su sueño de alcanzar la cima del Everest. El actor había emprendido su aventura con tres montañistas argentinos, María Alejandra Ulehla, Ulises Corvalán y Juan Manuel Boselli. En su regreso habló con Teleshowsobre la experiencia.
Apenas pisó suelo argentino, Arana y sus compañeros de aventura dieron una conferencia de prensa en el mismo Aeropuerto de Ezeiza, donde hablaron de la experiencia que la Expedición Everest 2016 les dejó sellada en su memoria.
Tras un vuelo de tres escalas llegó pasadas las 21.30 al país donde lo esperaba un grupo de fanáticos y amigos, como su representante y amigo Adrian Loureiro, entre otros. El jueves a la mañana en el medio del viaje y de sorpresa apareció su mujer y madre de sus tres hijos, María Susini, y juntos tomaron el último vuelo hacia Argentina: «El encuentro fue increíble. Los cuatro de la expedición se confabularon y me dieron la sorpresa en el aeropuerto de Qatar».
«Me animé a volver», dijo a Teleshow apenas se le consultó por la «dulce revancha», ya que en 2012 había tenido una experiencia frustrada, cuando intentó dos veces subir el Everest y por un problema de salud (edema pulmonar) debió desistir. «Esta vez hice otra ruta», respondió cuando se le consultó si hizo el mismo camino y agregó: «No me vuelvo a alejar nunca más tanto tiempo de mi familia», aseguró al confesar que los extrañó luego de tantos días lejos de ellos.
Después, ya de lleno hablando de la expedición, confió: «Fueron dos meses sin discusiones en el grupo, gran convivencia. Salimos 18 personas y todas hicimos cumbre. Pero la verdadera cumbre es juntarnos con nuestras familias. Nunca me había alejado dos meses de la familia y no me alejo ni cinco minutos más. De todas mis aventuras esta fue la más larga. Tengo toda la vida para disfrutarlo».
«Me apodaron Flash por ser el más lento del grupo», contó entre risas y recordó: «Cuando llegué a la cumbre fue pensar en mi familia y ponerme a rezar. Quería bajar corriendo para verlos. Ahora hay que comer para subir los ocho kilos perdidos».
Luego, Arana contó: «Cuando estaba con oxígeno los sherpas y los tibetanos venían a ofrecer salamincito cortado como si nada. No lo podía creer». Por último, confesó que «fue un sueño hecho realidad… fue una experiencia de vida».