«Y mientras, las grandes potencias miraban para otro lado», denunció.
Segundos antes, el sucesor de Pedro se había referido a la matanza de más de un millón de armenios a manos del Imperio Otomano de 1915 como «Metz Yeghérn», la palabra usada por el pueblo del país para describir esos hechos.
«Metz Yeghérn, el ‘Gran Mal’, que azotó a vuestro pueblo y causó la muerte de una gran multitud de personas», aseveró.
En 2015, Francisco habló de «genocidio armenio» para recordar el centenario de la matanza por parte del entonces Imperio Otomano, lo que generó un altercado diplomático del Vaticano con Turquía, sucesora del desaparecido imperio, que incluyó el retiro del embajador del país ante la Santa Sede por casi un año.
Las masacres del siglo pasado, agregó el Pontífice en su discurso frente al cuerpo diplomático y autoridades civiles, «cegaron la mente de los verdugos hasta el punto de proponerse como objetivo la aniquilación de poblaciones enteras».
Además, el Pontífice hizo un fuerte llamado a la comunidad internacional para «poner fin» a la persecución a los cristianos que hoy son «discriminados y perseguidos por profesar su fe».
En ese marco, en el primer día de su visita a Armenia, Francisco rindió «homenaje a pueblo armenio» y la «profundidad de las raíces de su fe cristiana», en sintonía con el lema elegido para el viaje, «Visita al primer país cristiano», por la adopción del cristianismo como religión de Estado en el año 301.
En el marco de su recuerdo del genocidio, Francisco aseguró que espera «que la humanidad sea capaz de aprender de esas trágicas experiencias a actuar con responsabilidad y sabiduría para evitar el peligro de volver a caer en tales horrores».
«Que todos multipliquen sus esfuerzos para que en las disputas internacionales prevalezca siempre el diálogo, la búsqueda constante y auténtica de la paz, la cooperación entre los Estados y el compromiso inquebrantable de las organizaciones internacionales para crear un clima de confianza que favorezca el logro de acuerdos permanentes», agregó.
Además, el Obispo de Roma denunció que «en la actualidad, igual e incluso tal vez más que en la época de los primeros mártires, los cristianos son discriminados y perseguidos en algunos lugares por el mero hecho de profesar su fe».
También criticó que «en diversas zonas del mundo no se encuentra solución satisfactoria a muchos conflictos, causando dolor, destrucción y el desplazamiento forzado de poblaciones enteras».
«Es indispensable, por tanto, que los responsables del destino de las naciones pongan en marcha, con valor y sin demora, iniciativas dirigidas a poner fin a este sufrimiento», pidió antes de recordar el 25 aniversario de la independencia de Armenia.
Más temprano, en su primer discurso en Ereván, Francisco había pedido por la «unidad de los cristianos», tras resaltar los gestos de «acercamiento» entre las Iglesias Católica y Apostólica de Armenia.
El Pontífice llegó hoy al país asiático para una visita de tres días durante la que mañana visitará un memorial del genocidio armenio y el domingo lanzará, siempre junto al Catholicós Karekin II (la máxima autoridad religiosa de la Iglesia local), dos palomas frente al monte Ararat como «símbolo de paz».
Fuente: Telam