El conservador PP, pese a estar muy golpeado por una serie de escándalos de corrupción, superó las previsiones y logró 137 escaños (33% de los 350 que componen la cámara baja).
Para formar gobierno, sin embargo, hacen falta como mínimo 176 (50% más uno). Por lo tanto Rajoy tendrá que sumar diputados, por medio de acuerdos con otros partidos, para poder constituir un ejecutivo viable.
El actual jefe del gobierno en funciones ya anunció su intención de convocar a los socialdemócratas del PSOE a constituir una coalición. El PSOE, segundo, obtuvo 85 bancas, que sumadas a los 137 del PP llegarían a 222.
Pero el PSOE ya anunció su renuencia a llegar a la gran coalición que le han ofrecido, entre otras cosas porque ese gobierno tiene por delante importantes y polémicas decisiones que tomar.
Rajoy tiene más opciones. Por un lado, abre la posibilidad a que el liberal Ciudadanos, que quedó en cuarta posición con 32 escaños, se sume a la «gran coalición» con PP y PSOE, generando una mayoría de 254 diputados.
Por otro lado, si aún así el PSOE se niega a aceptar, Rajoy no descarta llegar a un acuerdo con los liberales, el PNV y Coalición Canarias, que lo dejaría a un escaño de la mayoría absoluta y le permitiría, aunque con grandes problemas, gobernar en minoría.
Si, como parece ser el caso, Rajoy no consigue constituir ni siquiera ese gobierno débil, deberá admitir ante el jefe del Estado, Felipe VI, su fracaso en formar gobierno, y el rey deberá dirigirse al segundo partido de la cámara baja, el propio PSOE.
Pero nadie está hablando de un gobierno «de izquierdas», como podría ser el de una de por sí difícil coalición entre la alianza Unidos Podemos (terceros en las elecciones) y el PSOE, porque estos dos partidos, por sí solos, sumarían solo 156 bancas.
Sólo fue propuesta por el socio en Cataluña de Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos: el candidato de En Comú Podem, Xavier Doménech.
Para Doménech, «aritméticamente aún hay una opción de gobierno de cambio», si pactan PSOE, Unidos Podemos, y las fuerzas «soberanistas» de Cataluña y el País Vasco.
En ese caso, se agregarían 24 escaños más, con lo que se llegaría a 180. Pero esa mayoría es demasiado estrecha y sería harto difícil, si no imposible, que la coalición «de izquierdas» pueda gobernar razonablemente.
Las alternativas, por lo tanto, siguen abiertas, y no es imposible descartar de plano y por completo una eventual nueva crisis de gobierno que fuerce a Felipe VI a iniciar el procedimiento que culminará en un nuevo llamado a elecciones.
Fuente: Telam
