Días pasados, en la parroquia Santiago Apóstol un grupo de fieles católicos se consagraron al Sagrado Corazón de Jesús.
La celebración estuvo presidida por el padre Alvaro Iñiguez Barba.
¿Por qué consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús?
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por lo tanto, le debemos amar.
Jesús tiene un Corazón que ama sin medida Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
La humanidad tiene necesidad, hoy más que nunca, de la bondad divina, del amor y de la misericordia. Es lo que recibimos al consagrarnos al Sagrado Corazón de Jesús y al vivir conforme a dicha alianza.
Todos los hombres somos propiedad de Jesús, porque es nuestro Creador y Salvador. Por el bautismo los cristianos somos más suyos todavía. La pertenencia a Jesús debe ser confirmada y esta confirmación debe ser renovada continuamente con nuestra decisión personal a favor de Él. Esto ocurre de una manera privilegiada en la consagración al Corazón de Jesús, siempre que esté preparada a conciencia.
El propósito de la consagración es que se haga la voluntad de Dios en mi vida. En realidad es el Señor Jesús quien hace la voluntad de Dios en mí. Con la consagración se renueva y profundiza de manera consciente la consagración bautismal a Dios.
La consagración de todo lo que somos y lo que tenemos, reconociendo el señorío de Jesús en nuestras vidas y nuestra entrega total a la voluntad de Dios, por medio del Sagrado Corazón de Jesús, nos debe llevar a la renuncia de todo aquello en nuestra vida que sea contrario a Dios. Cambiando nosotros primero, transformaremos nuestros contextos de vida y poco a poco, se logrará la transformación de una realidad social.
Reconociendo la bondad infinita de Dios, sabemos que este pequeño sacrificio que estamos dispuestos hacer El lo recompensa enormemente.
Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:
A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
Daré la paz a las familias.
Las consolaré en todas sus aflicciones.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia
Las almas tibias se harán fervorosas
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos
Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.