La ONU se sumó a la preocupación mundial por los atentados del Estado Islámico

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Sólo en la última semana el EI y otros yihadistas reivindicaron (o se les atribuyeron) mortíferos atentados en tres ciudades sauditas, en una céntrica heladería de Bagdad, en un exclusivo restaurante de Dacca, en el aeropuerto internacional de Estambul y en un concurrido club nocturno de Orlando.

Centenares de personas murieron en esas acciones, y muchos más terminaron heridos.

«Cuanto más se intensifica la lucha contra los grupos terroristas en Irak y Siria, los líderes de estas formaciones les dirán a sus correligionarios en otros lugares: no vengan, quédense en vuestras casas y perpetren ataques allí», indicó Laborde en rueda de prensa.

El experto situó los recientes atentados en Arabia Saudita, Irak, Bangladesh o Turquía en este nuevo contexto y alertó que este fenómeno se va a repetir.

Laborde cifró en 30.000 el número de combatientes extranjeros actualmente presentes en Siria e Irak y que engrosan las filas de una infinidad de grupos terroristas, no sólo las del Estado Islámico (EI).

Dijo que estos combatientes están comenzando a volver paulatinamente a sus lugares de origen también por causa de la intensificación de la respuesta internacional contra el EI, un fenómeno que se incrementará conforme la comunidad gane terreno a los yihadistas.

Durante el Ramadán de este año se produjo en promedio un atentado cada dos días, con jornadas en las que se acumularon hasta tres ataques y sin una sola semana completa de paz.

Además del Estado Islámico, participaron o fueron responsabilizados por los atentados el grupo kurdo -no yihadista- Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), y el grupo somalí Al Shabab, pero muchos otros fueron perpetrados por agrupaciones inspiradas por el yihadismo del EI.

Los atentados se produjeron en catorce países diferentes, dispersos desde Estados Unidos y Francia hasta Bangladesh.

La mayor parte se produjo en el Medio Oriente, donde los más castigados fueron Turquía, que superó las 50 víctimas, e Irak, donde dos atentados que el 3 de julio causaron más de 200 muertos llevaron a la renuncia al Ministro del Interior, Mohammed al Gabán.

Después de abandonar el cargo, Al Gabán reveló que sus servicios de seguridad, aunque no lograron evitar la masacre del 3 de julio, habían frustrado gran cantidad de otros ataques este Ramadán.

Pero también fue pesada la carga de muertos en Estados Unidos, donde un tiroteo en Orlando, en el que un atacante de origen afgano se reivindicó del EI, murió tras causar 49 víctimas fatales, y en Somalía, donde un comando del grupo Al Shabab mató 35 personas en un raid contra un hotel.

La mayor parte de las víctimas de la ola letal de este Ramadán fueron transeúntes y turistas, compradores en mercados populares, parroquianos de bares o fieles musulmanes en las inmediaciones de mezquitas; también murieron soldados y policías en diversas acciones en Arabia Saudita, Siria y Libia.

El Estado Islámico advirtió además que extenderá sus acciones a todos los países del Sudeste asiático con comunidades musulmanas.

En el ambiente creado por esta tempestad de sangre, a la que se suman los atentados de París que costaron más de 130 muertos el año pasado, Laborde señaló que hay que estar alerta con los yihadistas retornados.

El funcionario de Naciones Unidas planteó que no se trata solo de detener a los más peligrosos, sino de «filtrar» a éstos de aquellos que si bien están radicalizados, no representan un peligro para la sociedad.

Laborde insistió también en la importancia de avanzar en el intercambio de información entre los servicios de inteligencia de los gobiernos para acelerar lo más posible la detección de individuos potencialmente peligrosos, informó la agencia de noticias EFE.

En esa misma línea, abogó por profundizar los lazos entre la comunidad internacional y las grandes empresas tecnológicas para «ganar la batalla de la información y la interconexión».

«La velocidad es absolutamente esencial. Hay que compartir las informaciones, todas, y sobre todo lo más rápido posible para poder avanzar en la lucha contra el terrorismo», dijo.

La creciente red global de combatientes del EI es evidencia de que el grupo terrorista ha elegido ejercer presión a nivel internacional mientras cede terreno en su área original de despliegue.

Fuente Telam

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