Mientras disfrutaba de la playa de Les Salines con amigos, Suli se anotició de que uno de los yates que se veían a lo lejos en el mar era nada menos que el que alquiló el jugador rosarino para pasar sus vacaciones. Y, a diferencia de su amigo, que se quedó en la orilla, el joven no dudó y se lanzó a nado para intentar lograr su cometido.
Fueron más de 20 minutos (un kilómetro de distancia) lo que le llevó alcanzar el fastuoso Seven C en donde descansaba la Pulga. Un trayecto en el que la bolsa de nylon que lo protegía no alcanzó para evitar que su celular se arruinara por completo.
Los agentes de Seguridad le comentaron a Messi de la presencia de Suli en el agua y el jugador respondió de la mejor manera: no sólo lo hizo subir a la embarcación sino que le pidió a sus allegados que le tomaran una foto y se la mandaran al joven y además compartió unos 20 minutos charlando con él.
«Estuvo muy humilde, muy hospitalario, tanto el como su familia se portaron de maravilla. No parecía que estuviera hablando con una estrella mundial», relató el joven al diario español Mundo Deportivo.
Llegado el momento de volver, Messi le ofreció a Suli una moto de agua para alcanzar la costa, pero él, lejos de aceptar, decidió volver de la misma que había llegado: nadando.
El dato de color es que, una vez que Messi volvió a tierra firme, divisó a Suli y volvió a saludarlo. Abusando de su gentileza, el fanático le pidió al rosarino que se sacara una foto con el amigo que se había quedado en la orilla. Y el capitán de la Selección argentina, una vez más, accedió.
Fuente: MinutoUno
