Brasil se apresta a vivir 48 horas para la historia, en las que saltará de la fase final del dramático impeachment de la presidente Dilma Rousseff a la fiesta inaugural de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
El inicio de la travesía entre la aridez del concreto de Brasilia y los morros verdes de la bahía de Guanabara comenzó este martes, cuando el senador opositor Antonio Anastasia recomendó a la comisión que instruye la acusación contra Rousseff que avance con el proceso.
La presidente se encuentra suspendida de su cargo desde mayo,mientras se investiga si violó la Constitución al autorizar gastos sin la aprobación del Congreso. De verificarse los cargos, Rousseff será destituida por «crímenes de responsabilidad».
«Comienza una etapa decisiva con la presentación del informe en la comisión especial de 21 senadores y no hay ninguna duda sobre el resultado que tendrá: 16 votos a 5 en favor de la acusación«, dijo a laAFP la senadora Ana Amelia, del partido conservador PP.
El voto de Anastasia fue categórico: «Voto por la procedencia de la acusación y el proseguimiento del proceso. Es innegable (…) la ofensa al texto constitucional de las conductas bajo examen en este proceso de impeachment», escribió en su informe de 441 páginas.
Tras tomarse un día para debatir el reporte, la comisión votará ese parecer el jueves, a tiempo para ver el partido de fútbol entre Brasil y Sudáfrica, donde Neymar intentará comenzar a cimentar el sueño de dar el primer oro olímpico a su país en el deporte más amado.
Si la comisión del Senado recomienda proseguir el impeachment, quedará abierta la última etapa del proceso que hundió a Brasil en su peor crisis política en décadas, 24 horas antes de la ceremonia de apertura de las primeras Olimpíadas de la historia en Sudamérica.
La suspensión de Rousseff deja la inauguración de los Juegos en manos de su vicepresidente y ahora presidente interino, Michel Temer, de 75 años, que se despegó de quien fuera su compañera de fórmula en dos elecciones para articular un arco opositor que la empujó al abismo de la destitución.
Cuatro días después del inicio de la fiesta en Río, el 9 de agosto, habrá una votación para definir por mayoría simple (41 votos) si el caso avanza o es archivado. En esa misma jornada, Michael Phelps podría estar buscando ampliar su colección de medallas en la final de 200 metros mariposa.
El impeachment enredado con las Olimpíadas forma una parábola dramática entre el escabroso presente y el pasado reciente, cuando el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva presidía Brasil y Río ganaba la plaza olímpica en Copenhague en 2009.
Allí, sudado y feliz, Lula aparecía junto a Temer, soltando frases como «Brasil salió del estatus de segunda clase y entró en el de primera» y citaba al Banco Mundial para anticipar que su país sería la quinta economía global en 2016.
Hoy, Lula espera ir a juicio acusado de obstruir la investigación en una escandalosa red de sobornos que desvió fondos de la estatal Petrobras y enlodó a su izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Para Ricardo Antunes, sociólogo de la universidad Unicamp, en San Pablo,«es la fotografía de la tragedia brasileña. El fin del mito creado por Lula, que no tenía una base real duradera, era fenoménica, superficial, una circunstancia. El final de esa tragedia es 2016, que debería haber sido la coronación del ciclo dorado y en su lugar tiene el impeachment».
Las sesiones para la fase final del impeachment de Rousseff comenzarán el lunes 29 de agosto, unos días después del cierre de las competencias el 21.
Una amplia mayoría de senadores y analistas políticos coinciden en que Rousseff perderá la presidencia y quedará inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años. Para que eso ocurra, al menos 54 de los 81 senadores deberán apoyar la acusación.
“Cuando el Senado aceptó el impeachment hubo 55 votos a favor y ahora serán más. Tal vez 58. Ése será el desenlace y el propio PT lo sabe”
«Cuando el Senado aceptó el impeachment hubo 55 votos a favor y ahora serán más. Tal vez 58. Ése será el desenlace y el propio PT lo sabe», explicó Amelia en referencia al partido creado por Lula, en el que milita Rousseff.
Ninguno de los dos estará en el estadio Maracaná para los juegos.Recluida en la residencia presidencial, Rousseff prepara su defensa e insiste en que fue víctima de un golpe del Congreso.
Para sus detractores, la primera mujer en presidir Brasil encarriló el país hacia su peor recesión de la historia y bañó de corrupción al Estado.
«Los gobiernos de Lula y de Rousseff crearon una expectativa espectacular cuando empezaron en 2003 y su final en 2016 es melancólico. Las Olimpíadas hoy son la expresión de un drama mezclado con farsa y un poco de comedia», señaló Antunes.
Con el clima agriado por la lucha política, Temer dijo estar «preparadísimo» para ser abucheado en el Maracaná.
Y, claro, saca cuentas. En un encuentro reciente con medios extranjeros, le preguntaron si tenía los votos necesarios para quedarse en la presidencia y terminar el mandato de Rousseff a fines de 2018.
«Es lo que me dicen», susurró.
Fuente: infobae