Los Gladiadores cayeron frente a Dinamarca

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Los brasileños pagan su entrada para abuchear a cualquier representante argentino en estos Juegos. Hacen fila pacientes en cada sede con esa expectativa. Silban, castigan y alargan el buuuuh cuando una camiseta celeste y blanca domina el juego, el combate o la prueba. Ellos se calzan la casaca verdeamarelha y se impregnan de los colores rivales de ocasión para ir siempre contra los atletas nacionales. Es ley entre los torcedores y lo seguirá siendo hasta el final de Río 2016. Forma parte del folklore, aunque el tema queda ahí, sin agresiones ni violencia, al menos hoy. Solo se trata de hacer la contra, potenciado por lo que generó el seleccionado argentino en su paso por el Mundial de Brasil 2014.

Sucedió otra vez en la Arena del Futuro, sitio que cobija el handball. Aunque no tengan un gramo de sangre danesa ni un rastro de hermandad, la torcida de Brasil apoyó a rajatablas a Dinamarca en el partido que superó a los Gladiadores por 25-18. Hasta acompañaron con aplausos el grito de «¡Denmark!, ¡Denmark! que venía de un puñado de fanáticos nórdicos. La parcialidad argentina hizo lo que pudo entre la inmensidad de gargantas locales: «¡Tomala vos // Damela a mí // el que no salta // es de Brasil!». Y después, el hiriente «Brasil, decime qué se siente», que intentó ser apagado de inmediato con otros alaridos como si se tratara de un incendio.

El 10 a 10 culminado el primer tiempo dejó a las gradas en silencio, fue justo cuando le acababan de anular un gol de tiro libre a Federico Pizarro, que se retorció hasta tocar el piso y encontró un hueco entre la barrera danesa. Fue un gran primer período del conjunto de Gallardo, que jugó de igual a igual y llegó a estar en ventaja, pero en la segunda etapa todo se complicó y Dinamarca se adelantó 15-10. Y las diferencias se hicieron inalcanzables de allí en más, con un total dominio para los europeos. Cuando los Gladiadores se empeñaban en contrarrestar los latigazos daneses, irrumpió otro grito de la torcida con reminiscencias futbolísticas: «Olé // Olé // Olé // Olé // Chileee // Chilee». Es cierto, también, que entre la Argentina y Brasil hay una gran rivalidad en el handball de la región, factor que sumó para una atmósfera caliente de principio a fin.

Por supuesto que de antemano no era nada fácil el debut de los Gladiadores: resignados hace tiempo por no contar con su estrella, Diego Simonet (rotura de ligamentos), se midieron con uno de los equipos más importantes de este deporte en los últimos quince años; cuenta en sus filas con el lateral Mikkel Hansen, uno de los tres mejores jugadores del mundo, y Niklas Landin, el arquero más destacado de la actualidad, además de un plantel con un elevadísimo nivel internacional. Fue otro aprendizaje en el máximo nivel, con la titánica tarea de intentar avanzar de ronda, objetivo que no se consiguió en el debut olímpico, en Londres 2012.

La Nación

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