Primero fueron llamadas anónimas a despachos de la Casa Rosada, luego al 911 que alertaron sobre bombas en el departamento que Mauricio Macri posee sobre Avenida Libertador –y que hoy ocupa el titular de la AFI, Gustavo Arribas- y en la chacra Los Abrojos, pero las agresiones que sufrió cuando recorría con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal Mar del Plata hace una semana terminaron de encender todas las alarmas en Balcarce 50: la seguridad presidencial es vulnerable y es necesario reforzarla.
La primera medida en este sentido la anunció la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, al afirmar que Macri empezará a utilizar un vehículo blindado, un Mercedes-Benz Vito, que estará listo en septiembre, como lo hace el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, o la canciller alemana Angela Merkel, entre otros jefes de Estado.
La segunda se pudo comprobar ayer, en el marco de la visita del mandatario a Mendoza, para participar junto al gobernador Alfredo Cornejo el acto central con motivo del 166º aniversario del fallecimiento de José de San Martín, donde se vio un operativo de seguridad reforzado.
«Que la gente sepa que la amenaza no es gratuita, que los vamos a buscar y van a tener un proceso penal», había advertido Bullrich. Justamente, horas antes de su llegada a la provincia, la Policía Mendocina detuvo a un hombre por haber realizado una amenaza de muerte contra el mandatario realizada con un llamado al 911.
En sintonía, desde esta semana Policía Federal comenzó a realizar operativos de control de explosivos en el portón de ingreso vehicular tanto en Casa Rosada como en la Quinta de Olivos.
La seguridad y los traslados del Presidente son competencia de la Casa Militar, un organismo que depende del secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, y que debe coordinar con Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Prefectura, Gendarmería, y las policías locales de los lugares que Macri visita.
En febrero de este año se oficializó la designación del general de brigada José Luis Yofre como nuevo jefe de la Casa Militar, en reemplazo del teniente coronel Jean Pierre Claisse, que asumió en diciembre tras la salida de Agustín Rodríguez.
Hasta el momento, la seguridad presidencial se realizó de acuerdo a la actividad del mandatario «y siempre se busca que sea lo menos posible, por un tema de no perder cercanía y por una cuestión de austeridad, porque cuantos más viajan más se gasta», reconocieron a Infobae desde el Ejecutivo, y agregaron que Macri «está bien custodiado, lo bien custodiado que puede estar un presidente que le gusta estar en la calle».
El Presidente, actualmente, se mueve en grupos de unos 15 custodios, coordinados por Yofre, y los responsables de la custodia presidencial, Alejandro Secati y Osvaldo Roberto Vieytes, y el protocolo actual dispone que vaya con una moto adelante (que puede cortar o no el tránsito) y dos o tres autos de apoyo.
«Lo que se va a profundizar ahora es la previa de los actos, pero no va a cambiar la rutina; se confía mucho en Yofre y en Secati», indicaron a Infobae desde el entorno presidencial.
Desde Casa Rosada advirtieron que en cada recorrida que realiza el Jefe de Estado hay una intención por parte de grupos del Frente para la Victoria de no dejar que Macri hable y se muestre cercano con la gente, algo que –analizan- es una marca registrada del PRO, el contacto directo con la gente. Es más, en el gobierno cuestionaron que la ex presidente Cristina Kirchner «no dejó ni un auto blindado, aunque pudimos recuperar uno hace unas semanas, que tenía un ex funcionario kirchnerista de alto rango».