Alarma en Uruguay: el bullying en las escuelas ya provoca el 20 por ciento de los suicidios

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«No me gustaba ir al colegio, se me re revolvía el estómago. Estaba deprimido por ir. Me pegaban, me insultaban y un día me iban a pegar con un palo y hasta me amenazaron de metérmelo en la cola», estas son las palabras de Iñaki Mur, un joven de 13 años, alumno del Instituto Geseliano en Montevideo que sufrió tanto la violencia por parte de sus compañeros que tuvo que cambiarse de escuela.

El bullying es la «fuerza» del más grande con el más «pequeño» y es una de la formas en que la violencia se presenta dentro de las escuelas. Este maltrato silencioso lo padecen en la actualidad 3 de cada 10 chicos en los colegios uruguayos. Según la psicóloga Silvana Giachero: «este sufrimiento genera cambios en la personalidad porque los jóvenes se desarrollan en ámbitos hostiles y rompe la confianza en ellos mismos y en los adultos».

«Los profesores se daban cuenta pero no hacían nada. Hablamos con la directora y se hacían los disimulados. Algunos miraban y me tiraban gomas en la cabeza y cuando la maestra preguntaba, todos lo negaban», dijo Iñaki Mur. Esta escena es típica del bullying ya que la agresión contra un estudiante se realiza frente al resto de la clase, es decir que hay testigos que al no decir nada son cómplices de este terrible acto. Sin estos personajes, esta violencia dentro de las escuelas no existiría.

Los profesores se daban cuenta pero no hacían nada. Hablamos con la directora y se hacían los disimulados. Algunos miraban y me tiraban gomas en la cabeza y cuando la maestra preguntaba, todos lo negaban

«Mi hijo, Iñaki, ingresó al Instituto Geseliano que está cerca de mi casa. El año pasado empezó el año de tarde y ya comenzó a decirme que los compañeros le decían cosas. Las autoridades en vez de analizar que pasaban comenzaron a decir que mi hijo era demasiado sensible. El no me decía mucho y en el colegio me decían que tenían problemas psiquiátricos, que estaba disperso. Con esa sensación lo lleve a todos lados y el me dice ‘Me metí en problemas porque partí un palo a la mitad. Y lo hice porque me lo querían meter…’ Cuando fui al colegio me lo negaron. A fin de año empezó a estar deprimido, sin alegría de vivir», explicó Pilar Mur, madre del joven de 13 años.

«No es un hecho puntual, no es un conflicto, por lo tanto no se puede mediar en el bullying. No se trata de un tema de género ya que las nenas y los nenes se acosan entre sí. Y la única diferencia que hay entre los contextos socioeconómicos es que, en los más carenciados, la violencia pasa más a lo físico y en lo de clases más altas la violencia es más sutil, y la forma que se da más es la de hacer el vacío», explica Giachero.

El proyecto habla sobre la capacitación, protocolos de prevención y de poder dar a los maestros y padres herramientas para saber cómo actuar frente a situaciones así. «Pretendemos volver a remarcar el rol y autoridad tanto del docente como del centro educativo, pero también los padres deben capacitarse para saber cómo actuar frente a dicha situación», explicó Rapalín.

Hace un mes, el programa entró a Parlamento y fue derivado a la comisión de educación, desde donde se le terminará de dar forma antes de llevarlo a votación definitiva. El objetivo es hacer visible una problemática y que la sociedad uruguaya empiece a tomar consciencia de la gravedad.

«Una madre me contó que ella sabía lo de mi hijo pero que no decía nada por miedo a que lo acosen a su hijo. La idea era volver loco a mi hijo. Por suerte lo saqué, y todo cambió para mejor», dijo Mur.

Una madre me contó que ella sabía lo de mi hijo pero que no decía nada por miedo a que lo acosen a su hijo

Se trata de hacer visible lo invisible y para eso tiene que ser diferenciada, aseguran los especialistas. Es por eso que la ley propone aplicar sanciones o llamados de atención en aquellos casos en que corresponda, incluyendo no sólo a los agresores, si no también a los padres y maestros. El motor de la dinámica del bullying son los cómplices y en el mito que se construye sobre la víctima ya que intentan convencer a los demás que se lo merece por ser distinto al grupo.

«En el colegio me propusieron que repitiera o se vaya de la escuela. Ese mismo día me contó que le tiraron una botella y le decían barbaridades como ‘gordo homosexual’. Entonces lo saqué del colegio, lo que hizo que me hijo recupere la energía vital», contó Pilar Mur. Su hijo también relató su experiencia cuando dejó de ir a esa escuela: «Ahora tengo buenas notas y disfruto de ir. Los colegios deberían vigilarlos más, y estar más con los chicos para hacer que a los malos que insultan los saquen y nadie sufra».

Según el equipo de expertos que presentaron el proyecto de ley, las víctimas de bullying sufren de estrés postraumático que es lo mismo que genera una catástrofe, una violación o una guerra. «Con la diferencia de que lo viven todos los días, generando una herida psíquica», dice Giachero.

Finlandia: modelo de país antibullying

Los especialistas encargados de presentar la ley sobre acoso escolar en Uruguay aseguran que el fenómeno viene avanzando cada vez más, generando daños irreversibles en la sociedad. «Nuestros niños y jóvenes se están destruyendo, tenemos niños rotos, a los que se les da la espalda y también tenemos la otra cara, que son los jóvenes que lo practican o se suman y llegan al mundo adulto convertidos en verdaderos depredadores sociales», aseguró Rapalín.

Teniendo en cuenta esta realidad, el proyecto de ley uruguaya se basó en el modelo exitoso de Finlandia sobre el hostigamiento escolar. Dicho programa, llamado Kiva, se aplica en el 90% de las escuelas con el objetivo de prevenir y frenar los casos de bullying. Los chicos, desde que tienen 7 años, participan de charlas y juegos relacionados con esta temática donde los ayudan a practicar la empatía, es decir que se pongan en los zapatos de las víctimas.

Lo interesante del modelo finlandés es que más que en las víctimas y hostigadores, se basa en los testigos de los conflictos que ayudan a que la violencia se lleve a cabo. Sin ellos, el bullying no existiría, por eso el objetivo es frenar el acoso denunciándolo con los maestros encargados del proyecto. Para que estas acciones tengan éxito a largo plazo tiene que haber un cooperación entre los gobiernos y las instituciones, sin esta relación no será posible erradicar el acoso en las escuelas.

Fuente: Infobae

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