El presidente estadounidense Barack Obama llegó hoy a Israel, donde junto a decenas de dirigentes de todo el mundo participa en Jerusalén en el funeral del ex presidente israelí Shimon Peres, que ya forma parte de la historia para la mayor parte de ellos.
Barack Obama, sus homólogos francés y alemán, el rey de España, el príncipe Carlos y el presidente palestino Mahmud Abas, único representante de alto nivel del mundo árabe, despiden a Peres, saludado como visionario e incansable apóstol de la paz.
Con la conducción y luego la concentración de estas personalidades en un mismo lugar -el cementerio nacional del monte Herzl-, la policía israelí, acostumbrada a lidiar con amenazas de seguridad, está en alerta máxima.
Israel no ha vivido un acontecimiento semejante por lo menos desde los funerales en 1995 de Yitzhak Rabin, recompensado junto con Shimon Peres y el líder palestino Yaser Arafat con el premio Nobel de la Paz en 1994.
La policía habla de una operación sin precedentes: ocho mil policías están movilizados. La seguridad interior encargada de la protección de las personalidades dijo que ha desplegado a cientos de agentes.
Afecto y admiración
El monte Herzl, donde reposan los «grandes de la nación» y gran parte de Jerusalén, estarán cortados del resto del mundo media jornada, antes de que Israel entre en el shabbat, ritual descanso semanal.
Los funerales coinciden con el principio de las vacaciones de las grandes fiestas judías, lo que hace temer a las autoridades israelíes un brote de violencia palestina.
El eje de carretera vital entre Jerusalén y Tel Aviv permanecerá cerrado entre la ciudad santa y el aeropuerto internacional en las horas de llegada de las delegaciones por la mañana y de su partida al principio de la tarde.
Noventa delegaciones de 70 países de Europa, América, Asia o África están previstas, según la oficina de Peres.
Esta afluencia refleja el inmenso respeto que se ganó Peres en 70 años de carrera ocupando todos los cargos: primer ministro, ministro de Defensa, canciller, presidente.
Entre las 09H30 (06H30 GMT) y 12H30, entre las oraciones, los ritos funerarios judíos y una canción interpretada por el contratenor David D’Or, que Peres había pedido en sus últimas voluntades, sus tres hijos, el escritor Amos Oz, el máximo dirigentes israelíes, el presidente Obama y su predecesor Bill Clinton expresarán su afecto y admiración.
Bill Clinton, llegado el jueves, no esperó a los funerales para ir a saludar al que llamaba un «amigo de verdad». Su féretro envuelto en la bandera azul y blanca con la estrella de David estuvo expuesto todo el día en la explanada del Parlamento para que los israelíes pudieran decirle adiós a que todo el mundo aquí llamaba Shimon y cuya imagen estaba íntimamente asociada a la ascensión de Israel, desde su nacimiento hasta el estatuto de potencia regional.
Bill Clinton presidió en 1993 la firma del primer acuerdo de Oslo y el famoso apretón de manos entre los antaño enemigos israelíes y palestino. «Shalom Haver» (Adiós, amigo mío): estas palabras de despedida pronunciadas tras el anuncio del asesinato de Rabin en 1995 y repetidas en sus funerales han quedado en la memoria colectiva israelí.
Peres, muerto el miércoles a los 93 años después de sufrir un derrame cerebral, era el único sobreviviente de los tres premiados con el Nobel de la Paz 1994 por su implicación en el primer acuerdo de Oslo. El acuerdo sentaba las bases de una autonomía palestina y ofrecía una esperanza hoy en día muy lejana de cara a una solución del conflicto israelo-palestino.
La decisión de Abas
Para los israelíes, Peres era también el último sobreviviente de la generación de los padres fundadores del Estado de Israel. Se había convertido en su país en una personalidad ampliamente consensual, considerado un sabio de la nación.
A pesar de Oslo y de la conversión a la paz de este antiguo halcón, los palestinos tienen una imagen más negra del que fue instigador de la colonización judía y hombre de la guerra y la ocupación.
En medio del concierto de alabanzas internacionales, los gobernantes de los países árabes, donde las opiniones son mayoritariamente solidarias con los palestinos, han guardado silencio.
Egipto, uno de los dos países árabes que firmó la paz con Israel, confirmó la presencia de su ministro de Relaciones Exteriores, Sameh Shukry, que será junto con el presidente palestino el representante árabe de mayor rango. En cuanto a Abas, su presencia pública en Jerusalén por primera vez en años le expone aún más a las críticas de los palestinos.
Agencia AFP