Oldemar Barreiro Laborda, el empresario que era «informante» de Juan José Gómez Centurión, está detenido desde hoy por la mañana.El juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky ordenó tanto su detención como la de otras diez personas involucradas en una organización que se dedicaba a sacar contenedores de la Aduana mediante la alteración de documentación.
Una enorme cantidad de escuchas telefónicas que fueron analizadas por la flamante Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación, a cargo de Juan Tomás Rodríguez Ponte, confirmaron la existencia de un organización dedicada a al contrabando.
La causa a cargo de Aguinsky comenzó a partir de unas escuchas que realizó el juez federal Luis Rodriguez por un caso de drogas. Así uno de los imputados en aquel caso por narcotráfico comenzó a hablar de maniobras con contenedores. Esa causa se acumuló entonces con una anterior que está en manos de Aguinsky donde se investiga una gran maniobra para liberar contenedores varados en el Puerto de Buenos Aires.
Aguinsky mandó detener a varias personas que estaban involucradas en la denuncia original que determinó que Gómez Centurión fuera apartado de la Aduana donde fue repuesto hace un par de semanas.
Entre los detenidos además de «Cuqui» Barreiro Laborda están Federico Tiscornia, una especie de armador de negocios, y Edgardo Paolucci quien fuera director de Aduana. Está buscado con orden de captura Claudio Minnicelli, hermano de Alessandra, la mujer del ex ministro de Planificación y diputado nacional por el Frente para la Victoria Julio De Vido.
Todos ellos, con otras personas están acusadas del delito de asociación ilícita y tentativa de contrabando agravado.
Si bien fuentes judiciales explican que Gómez Centurión no está nombrado en las escuchas, el esquema de funcionamiento de la «banda» es el mismo que fue descripto en la denuncia de agosto pasado que terminó con la suspensión del ahora reincorporado director de la Aduana.
Los integrantes de «la Mafia de la Aduana» falsificaban documentos, cambiaban el peso de los contenedores y los artículos que tenían adentro y con eso lograban liberarlos. Lo hacía, por cierto, a cambio de dinero que pagaban aquellos que querían poner en venta.
Según la orden de detención de Aguinsky, «en efecto, las maniobras cuya ejecución se desprende de las conversaciones a las que se ha tenido acceso, y que serán motivo de análisis en lo que sigue, dejan al desnudo el plan organizado por un grupo de personas, entre las que se encuentran funcionarios jerarquizados de la Aduana, y que estaría encaminado, precisamente, a desvirtuar y corromper las funciones de contralor que corresponde que aquel organismo efectúe».
El juez explicó cómo era la maniobra. «Como evidencian las transcripciones que anteceden, Paolucci desempeñó, dentro del entramado de la operatoria a la que se viene haciendo referencia, un rol fundamental, tanto respecto de Barreiro Laborda -quien se refiere a aquél como ‘su jefe’-, como asimismo respecto de los demás eslabones de la cadena. En particular, y dada la importancia del cargo público que aquél detentara a la cabeza de la Dirección de la Aduana de Buenos Aires, su aporte fundamental en el caso se evidencia por la jerarquía funcional que le habría permitido ‘alinear’ o ‘poner en caja’ a otros empleados y/o funcionarios de la Aduana, y muy especialmente, a la luz de cierta reglamentación interna que aquel emitió y que, como se verá, habría permitido perfeccionar la operatoria que ha sido ya descripta, facilitando que la misma pudiese ser presentada como ‘ajustada a la normativa’, es decir, como legítima».
De las once personas con orden de detención no pudieron ser hallados Minnicelli, Mauro Delmastro, Alberto Giacumbo y Néstor Frega. En cambio fueron detenidos por la Gendarmería Nacional Barreiro Laborda, Paolucci, Tiscornia, Vanesa Calamante, Martín Corral, Santiago Jiménez y Rodolfo Trebino.