Una mujer que pasó a su lado la vio. Golpeó la ventana del vehículo y no recibió respuesta alguna. Se alarmó. Digitó en su teléfono móvil el 9 y dos veces el 1. Emergencias. Avisó a las autoridades que una mujer mayor, con una máscara de oxígeno colocada en su boca y nariz, estaba en el interior de un auto, inmóvil, aparentemente congelada. «Murió congelada», avisó.
Un vehículo policial arribó al lugar, en la pequela ciudad de Hudson, En Nueva York. Las temperatura eran bajo cero y la mujer no reaccionaba. El automóvil estaba cubierto por una capa de nieve. Los policías que allí estaban sospechaban lo peor.
Nadie conocía al dueño de ese Subaru estacionado allí, con lo cual los oficiales presentes decidieron romper la ventana trasera y abrir el vehículo para rescatar a la mujer. Sin embargo, cuando irrumpieron en él se llevaron una increíble sorpresa.
Se trataba de un maniquí «extremadamente realista» que alguien había colocado en la parte delantera del automóvil con una máscara en su boca. El muñeco era tan vívido que ni siquiera los policías pudieron distinguirlo. Al parecer el maniquí era utilizado para entrenamiento de ejercicios de resucitación (RCP) y que el vehículo pertenece al gerente de una empresa que se dedica a la venta de suplementos medicinales.
El dueño del Subaru no podía creer que los oficiales hubiera roto la ventana de su auto para «rescatar» a un maniquí. El jefe de Policía de Hudson fue determinante al responder la queja del gerente. «Para ser claros, todos los ciudadanos de Hudson deben saber que si aparcan su vehículo en la calle en una noche con temperaturas bajo cero con un maniquí a tamaño real muy real sentado en su interior… vamos a romper sus ventanas», indicó Edward Moore.