La costumbre se repite cada año: apenas Cosquín comienza a desandar sus primeras lunas (incluso algunos aseguran que las especulaciones abren antes), las apuestas sobre los posibles candidatos para quedarse con el premio Consagración se echan a rodar.
Un galardón que históricamente estuvo rodeado de polémicas, acusaciones y hasta bochornos (todavía está latente el recuerdo de 2015 con los formoseños Quórum, que ni siquiera recibieron las estatuillas originales) pero sigue siendo codiciado por la mayoría de los artistas que llegan al festival mayor del folklore.
Aunque en los últimos años su peso específico se ha relativizado bastante (sobre todo desde que los sellos dejaron de tener una influencia muchas veces decisiva), hubo un tiempo en que el premio abría un antes y un después en las carreras de los folkloristas, ya que por un lado promovía contratos y alta exposición mediática y por otro otorgaba una “chapa” que iba más allá de los números.
Un caso emblemático es el de Víctor Heredia, quien justamente esta noche estará celebrando con un show muy especial los 50 años de su debut Cosquín. Aunque el premio Consagración lo recibió recién dos años después, en esa primera aparición la ovación de la plaza le valió el de Revelación juvenil, destacado concurso que se realizaba esos años.
“Había un jurado conformado, pero los integrantes se guiaban por los aplausos de la gente. Mirá la fuerza que tenía esa plaza que me puso en las manos mi primer contrato discográfico con el sello (RCA Victor) que me había rechazado dos veces antes”, rememora Heredia muy movilizado por la actuación de hoy en la apertura de la última luna. Luego completa la genial anécdota: “Ahí ya conocí a Mercedes Sosa y al mismísimo Yupanqui. Me lo presentó Alma García, una maestra tucumana divina que creo que estaba en el jurado. Me llevó de la mano por todo Cosquín y cuando estaba frente a él le canté una canción bien revolucionaria. Me miró serio y me dijo: ‘Va a tener que sostener con el cuerpo lo que diga con la boca’, una pequeña sentencia que no olvidaré jamás”.
Más acá en el tiempo, está el caso de Los Nocheros, Soledad, Abel Pintos, quienes fueron consagrados en los años ‘90 y enseguida se convirtieron en los convocantes de las décadas siguientes. “Cada artista consagrado en Cosquín fue luego un artista nacional. Que haya un poco perdido esa fuerza depende de que se tome conciencia de que lo que significa esto de parir artistas. No hay artistas que hayan sido consagrados en los últimos cinco o 10 años que puedan darle continuidad a lo que pasó con nuestra camada”, dijo Jorge Rojas a VOS.
Los candidatos
Para esta edición, uno de los que vuelve a sonar bien fuerte es José Luis Aguirre, el “chuncano” afincado en Anisacate que se quedó en las puertas en la pasada edición y nuevamente conmovió a la plaza en la noche de apertura. Otros nombres son los de Nahuel Pennisi (no lo favoreció el horario, ya que actuó luego de Abel Pintos), Milena Salamanca que cantó y dijo con personalidad y los riojanos “Bruja” Salguero y Ramiro González, que hace rato vienen haciendo méritos.
Fuente La Vos