Una testigo complicó a Oyarbide en la causa por enriquecimiento ilícito

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La ex esposa de un empresario sospechado de ser el testaferro del ex juez federalNorberto Oyarbide sostuvo ayer ante la Justicia que su marido registró un «fuerte incremento patrimonial» desde 2010, cuando conoció al magistrado en una parrilla de Puerto Madero. María Marta Cavallaro declaró ante el fiscal Jorge Di Lello que Ariel Roperti, su ex pareja, se vio beneficiado económicamente por la relación que forjó con Oyarbide.

La Justicia investiga si Oyarbide incurrió en enriquecimiento ilícito durante sus 22 años como juez federal, cargo al que renunció hace casi un año. El magistrado dejó el Poder Judicial con un austero patrimonio en blanco: declara -desde hace una década- un departamento, una parcela en el cementerio y unos pocos ahorros. Su ritmo de vida, en cambio, fue bastante más holgado durante los últimos años. El fiscal José María Campagnoli investigó a Roperti como uno de los empresarios que aumentó llamativamente su patrimonio desde que conoció a Oyarbide y, por eso, pidió que se investigue si ofició de testaferro.

Cavallaro, que en ese momento estaba casada con Roperti, apareció en varias sociedades integradas también por otras personas investigadas, como Claudio Blanco, la pareja del juez. La ex mujer de Roperti sostuvo ante el fiscal Di Lello que ella extendió un poder a su entonces marido y que él le llevaba los papeles para firmar, informaron fuentes judiciales. Cavallaro dijo que su ex marido hacía el trabajo para Oyarbide a través de Blanco. Oyarbide y su pareja llegaron a ser padrinos de los hijos de Roperti. La denuncia de Campagnoli estableció además que los tres viajaron al exterior junto a Cavallaro y sus hijos al menos en tres oportunidades.

Oyarbide, Blanco y Roperti se conocieron en el restaurante Los Miraflores en Puerto Madero. El fiscal José María Campagnoli inició una investigación de oficio cuando le informaron que Oyarbide solía pasar sus mediodías en esa parrilla de Puerto Madero. En un reservado especialmente acondicionado para él, el juez habría recibido a invitados entre candelabros de cristal, muebles de Luis XVI y una frapera tallada que le regalaron sus colegas de Comodoro Py. En el reservado -separado por una cortina bordó- también había una araña y pinturas. El fiscal interrogó a los mozos, que dijeron que Oyarbide pagaba todos sus almuerzos.

A raíz de esa denuncia, el fiscal Di Lello pidió investigar el crecimiento patrimonial de Blanco, la pareja de Oyarbide, un ex árbitro de básquet que constituyó distintas sociedades en los últimos años, después de conocer al ex magistrado. También de Roperti, entre otros empresarios. Campagnoli señaló que desde 2010 ambos integran las sociedades Cuasares, Consorcio Creba y Krakenlab.

La Nación

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