«Situación de impunidad que genera alarma social». Esa fue la sentencia que realizó la organización WWF respecto al misterio que rodea a la aparición de cadáveres de lobos en Asturias, lo que generó que las autoridades iniciaran investigaciones para determinar quién está detrás de la matanza.
Hasta el momento, lo cierto es que nadie sabe quién es el responsable de la masacre de lobos que aterroriza al Principado. La Fiscalía de Medio Ambiente, que coordina Antonio Vercher, ya comenzó las pericias iniciales para intentar determinar qué ocurrió en los últimos días: dos animales aparecieron ahorcados en un aparcamiento, mientras que otro fue colgado de un poste de señalización.
«El nivel de impunidad es tal que se colocaron incluso en el automóvil oficial de los guardas del medio natural», señaló Juan Carlos del Olmo, director de WWF, en un comunicado oficial.
Según las leyes de Asturias, la caza de ejemplares de lobos está prohibida y los guardabosques tienen contabilizada la cantidad de animales. Sin embargo, la alarma disparó todo tipo de especulaciones en las últimas semanas que intentan determinar quién puede estar detrás de semejantes actos vandálicos.
En 2016 han aparecido nueve cuerpos de lobos sin vida. Pero en la última semana ya se han contabilizado tres, lo que despertó la atención del Poder Ejecutivo local, que quiere saber con exactitud quién está detrás de las muertes. Además, la alarma crece porque los cuerpos son exhibidos en lugares concurridos, lo que genera pánico entre los habitantes.
La organización Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) también advirtió sobre las masacres indiscriminadas. Desde la ONG son críticos de la reacción del gobierno asturiano. «Es el fiel resultado de la anárquica gestión que en los últimos años lleva a cabo el Gobierno Regional de Asturias», señalaron en su sitio. Las críticas se centran en la consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, quien hace tiempo apoyó a los pastores de la región en su lucha contra los lobos.
«Con lobos no hay paraíso», fue el eslogan que podía leerse en una camisa que Álvarez había vestido para apoyar la causa de los ganaderos. Hoy, según FAPAS, se ven los resultados con la muerte cada vez más frecuente de lobos por todo el Principado.