La provincia apuesta a afianzar el turismo de aventura y el astronómico

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El turismo aventura y el astronómico son dos de los productos que con más ímpetu desarrolla la provincia de San Juan para sus visitantes, a través de los cuales pueden disfrutar de sus paisajes de precordillera y cordillera, ríos y diques y de los anocheceres de una provincia que tiene uno de los cielos más diáfanos del mundo.

El turismo aventura encuentra en la zona del dique Cuesta del Viento-Iglesia un sitio ideal para practicar actividades náuticas como el kitesurf y el windsurf, en un paisaje donde la aridez de los cerros contrasta con la transparencia de ese espejo de agua.

El Cañón del Río Jáchal, con rápidos y saltos de una velocidad de hasta 40 kilómetros por hora; el río Los Patos, en Calingasta, y el San Juan, en Rivadavia, que tiene un Parque de Aguas Blancas especialmente preparado para las actividades náuticas, constituyen escenarios ideales para la práctica de rafting y canotaje.

La ministra de Turismo y Cultura de San Juan, Claudia Grynszpan, señaló que «estos cursos de agua permiten navegar con la imponencia de la Cordillera de los Andes y una tupida vegetación de fondo».

Los dos grandes embalses artificiales sajuaninos, los diques de Ullúm y Cuesta del Viento, atraen a un gran número de pescadores aficionados a la captura de pejerreyes de gran porte.

En materia de actividades de turismo activo en tierra, San Juan cuenta con más de 600 vías de escalada, entre las que se destacan Zonda, Ullúm, Pocito, Barreal, Pedernal, Angaco, Iglesia y Valle Fértil, que permiten apreciar con claridad los circuitos inmersos en la precordillera y la cordillera sanjuanina.

Grynszpan destacó que «las caminatas y cabalgatas por la Cordillera de los Andes encuentran un sitio de singular atracción en el cerro Mercedario, que con 6.770 metros de altura es el segundo pico más alto de Argentina y el cuarto de América, y que alberga zonas de bosques y cursos de agua inexplorados y en estado virgen».

La planicie conocida como Barreal Blanco o Pampa El Leoncito, en Calingasta, brinda el mejor escenario para la práctica de carrovelismo, una experiencia única que se vive sobre un vehículo a vela que de desplaza propulsado por las ráfagas del viento y desde el cual se obtienen excelentes vistas de la Cordillera de los Andes.

El turismo aventura encuentra sus expresiones aéreas en la práctica de tirolesa, en la salida del agua hacia el río San Juan del Dique Ullum, un espacio enmarcado por los cerros; en el paracaidismo, que se practica en la misma zona e incluye saltos desde 3.000 metros de altura, y en el parapente, que se puede realizar en varios lugares de los valles de la provincia.

El turismo astronómico se potencia cada vez más en San Juan, que cuenta con uno de los cielos más diáfanos de Argentina y un clima y una geografía privilegiada que le permite tener 300 días de sol (o despejados a la noche) al año.

«Por este motivo se instalaron varios observatorios para investigación que se transformaron en atractivos para el turismo astronómico», afirmó la ministra de Turismo y Cultura sanjuanina.

El Parque Nacional El Leoncito, en el sudoeste de la provincia, sobre los faldeos occidentales de la Sierra del Tontal, en Calingasta, a 2.250 metros de altura y a 34 kilómetros del pueblo de Barreal, contiene a dos de las estaciones abiertas al público: el Complejo Astronómico El Leoncito (Casleo) y el Observatorio Astronómico Carlos Ulrico Cesco.

El Casleo, al que se llega tras recorrer un camino custodiado por álamos y sauces, tiene como protagonista central a un telescopio de 40 toneladas que funciona con dos espejos, uno de ellos de poco más de dos metros de diámetro.

Además, cuenta, en el interior de la cúpula, con el Telescopio Astrográfico Doble, donde los turistas pueden apreciar una interesante colección de fotografías del Cometa Halley tomadas en 1986, y el Círculo Meridiano Automático, un instrumento único en Argentina y que permite observaciones especiales.

La visita diurna al Casleo se complementa con el recorrido de varios senderos interpretativos que son guiados por una precisa cartelería que acompaña al visitante en un trekking tranquilo, inmerso en un paisaje espectacular entre manadas de guanacos, cascadas y la imponente vista de la Cordillera de los Andes.

El Observatorio Félix Aguilar, un instituto de investigación dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan, creado en 1953, es otra de las opciones salientes para los amantes del turismo astronómico.

«El observatorio lleva adelante importantes programas de observación, investigación, docencia y divulgación de sus actividades y cuenta con un Telescopio Ecuatorial Steinheil, que permite tener una nítida visión de la vía láctea y sus particularidades», explicó Grynszpan.

Fuente: Telam

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