Los turcos votaron mayoritariamente por el sí en un referéndum que consultaba si reforzar o no los poderes del presidente Recep Tayyip Erdogan. El plebiscito ocurre nueve meses después de un fallido golpe de Estado.
Por la noche (la tarde en la Argentina), Erdogan declaró la victoria del «sí» y dijo que el pueblo tomó «una decisión histórica» al aprobar la modificación de la Constitución. Con 63 años, ocupó el puesto de primer ministro entre 2003 y 2014, antes de ser elegido presidente, un cargo más bien protocolario en Turquía. Con la victoria del sí en el referéndum podría permanecer en el poder hasta 2029.
El primer ministro, Binali Yildirim, agregó: «Queridos conciudadanos, según resultados no oficiales, el referéndum que prevé una presidencialización del sistema concluyó con (una victoria de) el sí», declaró en un discurso de victoria en el cuartel general de su partido, el AKP, en Ankara.
Al referéndum estaban convocados unos 55,3 millones de electores. Apunta a cambiar la Constitución, aboliendo el puesto de Primer Ministro y refuerza el poder del presidente, que concentraría en sus manos grandes prerrogativas.
«Con esta votación, hemos abierto una nueva página de nuestra democracia», continuó el jefe de gobierno, agregando que el referéndum «no tiene un perdedor: el vencedor es Turquía».
Campaña en un país dividido
Particularmente virulenta, la campaña para el referéndum polarizó alrededor de la figura de Erdogan a un país que ya estaba profundamente dividido.
La revisión constitucional sometida al sufragio de los turcos prevé transferir el Poder Ejecutivo al presidente y suprimir el cargo de primer ministro, lo que haría posible a Erdogan mantenerse en el cargo hasta 2029.
Para éste, esta medida es necesaria para dotar a Turquía de un ejecutivo fuerte y estable en momentos en que el país enfrenta desafíos económicos y de seguridad mayores. El Gobierno busca romper definitivamente con los frágiles gobiernos de coalición de los años 1980 y 1990, antes de la llegada al poder del AKP, el partido islamoconservador de Erdogan.
Pero sus detractores denuncian un texto redactado a medida para satisfacer las ambiciones de Erdogan, acusado de una deriva autoritaria, en particular tras el intento de golpe de Estado frustrado de julio pasado. Ven en ese cambio una nueva deriva autoritaria de un hombre al que acusan de querer acallar cualquier voz crítica, sobre todo tras el intento de golpe de Estado militar del 15 de julio de 2016.
Una lección para Occidente
«Los resultados se anuncian buenos», afirmó. «Pero esto no tiene que aletargarnos. Un ‘sí’ fuerte será una lección para Occidente», dijo Erdogan, que durante la campaña criticó regularmente a la Unión Europea.
Erdogan indicó que la candidatura de Turquía a la UE, en punto muerto desde hace años, se pondría «sobre la mesa» después del referéndum. También reactivó el debate sobre la restauración de la pena capital, una línea roja para Bruselas.
Si el texto es aprobado «esto pondría en marcha la reestructuración más drástica en 94 años de historia de la política turca y de su sistema de gobernanza», indicaron en un informe, Sinan Ekim y Kemal Kirisci, experto del centro Brookings Institution.
Kemal Kiliçdaroglu, líder del primer partido de la oposición (CHP, socialdemócrata) planteó las opciones como una dicotomía.
«¿Queremos seguir con una democracia parlamentaria o (tener) un sistema de Gobierno con un solo hombre?», declaró en un mitin cerca de la capital, comparando el sistema presidencial que defiende el Gobierno con un «autobús sin frenos del que no se conoce el destino».
En las últimas semanas, la oposición y varias oenegés han denunciado que la campaña ha sido asimétrica y que tanto en la calle como en los medios la presencia del «Sí» es dominante.
En tanto, toda la campaña se ha desarrollado bajo el estado de emergencia que fue impuesto después del golpe de estado fallido. Cerca de 47.000 personas han sido arrestadas y más de 100.000 han perdido sus empleos o están suspendidas.
El partido prokurdo HDP ha hecho campaña con dos de sus copresidentes y varios parlamentarios en prisión, luego que fueran encarcelados acusados de tener vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado por Ankara como una organización «terrorista».
La amenaza terrorista
La seguridad también ha sido uno de los ejes de la campaña, después de que el país sufriera en los últimos meses varios ataques mortales, algunos de ellos reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) y otros atribuidos a grupos kurdas.
La agencia de prensa privada Dogan afirmó ayer que 49 presuntos miembros del EI habían sido detenidos en Estambul esta semana. El martes, otros 19 fueron arrestados en Esmirna, en el oeste del país.
Las autoridades movilizarán a 33.600 policías en Estambul para garantizar la seguridad, según la agencia progubernamental Anadolu.
Fuente: la nación