May resiste y anuncia que formará gobierno en el Reino Unido

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La primera ministra británica, Theresa May, anunció que formará un gobierno en minoría y confirmó en sus puestos a los principales ministros, resistiendo pedidos de renuncia luego de que su Partido Conservador sufriera ayer un duro voto castigo que lo privó de la mayoría parlamentaria y que vuelve más difícil e incierta la negociación del Brexit con la Unión Europea.

Tras haber anticipado los comicios para reforzar su control del Parlamento y su posición de cara al divorcio de la UE, May, inesperadamente, vio evaporarse su mayoría, lo que la deja políticamente mal parada y cubre de nubarrones las negociaciones del Brexit, a diez días de su esperado inicio.

La jefa de gobierno conservadora insistió en que respetará el cronograma del Brexit, pese a haberse visto obligada a pactar una alianza circunstancial con un pequeño partido de Irlanda del Norte que le permitirá permanecer en el cargo pero que no le dará la estabilidad y el poder que necesita y buscaba originalmente.

Con rostro adusto, May dijo que su Partido Conservador y el Partido Unionista Democrático (DUP) formarán un nuevo gobierno «que puede dar certidumbre y conducir a Gran Bretaña en esta hora crítica».

«Este gobierno guiará al país a través de las cruciales conversaciones del Brexit y cumplirá con la voluntad del pueblo británico de sacar al Reino Unido de la Unión Europea», dijo la dirigente, de 60 años, luego de haber obtenido la autorización de la reina Isabel II para su nueva e improvisada alianza, informó la cadena BBC.

Horas después, desoyendo las voces opositoras y críticas a su gestión, la jefa del Ejecutivo británico confirmó en sus puestos a los principales ministros del gabinete, entre ellos al de Economía, Phillip Hammond, cuyo nombre sonaba entre los posibles desplazados.

En un comunicado, Downing Street informó que seguirán en sus puestos el ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, de Interior, Amber Rudd, de Defensa, Michael Fallon, y el ministro para las negociaciones del Brexit, David Davis.

El llamado de May a elecciones anticipadas fue la segunda apuesta electoral conservadora con eje en el Brexit que produce el efecto contrario al buscado.

Su antecesor, David Cameron, convocó un referéndum el año pasado para que los británicos decidieran si querían permanecer o no en la UE.

Al parecer confiado en que sus compatriotas no iban a querer cercenar su red de lazos con el continente, Cameron había prometido la consulta durante la campaña electoral de 2015, que dio a los conservadores una sorpresiva mayoría legislativa.

Cuando los británicos dejaron estupefactos a Europa y al mundo al votar por el Brexit, Cameron renunció, dejando a May a cargo de tener que lidiar con el desastre político.

Autoridades de la UE, enfrentadas inesperadamente a la posibilidad de negociar con un liderazgo británico débil, se mostraron razonables ante el problemático resultado, pero, aunque dejaron en claro que darán tiempo al Reino Unido para resolverlo, no aceptarán una extensión de dos años para negociar el Brexit.

El negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, tuiteó que las negociaciones deberían comenzar cuando el Reino Unido «esté listo», pero el presidente del Consejo Europeo, Donald Truks, descartó alargar los plazos de las conversaciones, que deberían completarse en junio de 2019.

«No sabemos cuándo empezarán las conversaciones sobre el Brexit, pero sabemos cuándo deben terminar. Hagan lo mejor para evitar una situación en la que no se alcance un acuerdo como resultado de la ausencia de negociaciones», escribió el político polaco en su perfil de la red social Twitter.

El eurodiputado encargado del Brexit, Guy Verhofstadt, fue menos diplomático, y dijo que el explosivo resultado electoral británico «es otro gol en contra» que hará «las ya complejas negociaciones incluso más complicadas».

Asignadas ya las 650 bancas de la Cámara de los Comunes, los golpeados conservadores de May obtuvieron 318, ocho menos de los 326 necesarios para tener mayoría absoluta y 12 menos que los 330 que tenía el partido cuando a May se le ocurrió hacer rodar el dado electoral.

Lejos de dimitir, May se aferró al salvavidas de una alianza con el DUP, que obtuvo diez bancas. Pero incluso este arreglo se ve tambaleante.

Antes de que la premier fuera al palacio de Buckingham a conseguir el permiso simbólico de la reina, la líder del DUP, Arlene Foster, dijo a medios británicos que sería «difícil que (May) sobreviva» y que era «demasiado pronto como para hablar de lo que vamos a hacer».

Una hora más tarde, en un breve comunicado, Foster dijo que habló con May y que sus dos partidos explorarán cómo «traer estabilidad a nuestra nación en esta hora de gran desafío».

En el campo de May, los reproches fueron inmediatos y punzantes.

«Este es un momento muy malo para el Partido Conservador, y necesitamos reflexionar. Nuestros líderes también necesitan reflexionar», dijo la diputada «tory» Anna Soubry.

El gran ganador de la elección fue el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, cuya agrupación incrementó el número de bancas de 229 a 262, silenciando las premoniciones de que sus posturas francamente izquierdistas alienaran a los votantes, incluso a los propios.

Exultante, Corbyn, de 68 años, multiplicó las presiones sobre May para que renuncie, diciendo hoy que el pueblo ya tuvo suficiente de las políticas neoliberales de ajuste de los conservadores, al punto que descartó potenciales acuerdos o pactos con otras fuerzas progresistas del Parlamento.

«Los argumentos que presentó el Partido Conservador en esta elección fueron derrotados, y necesitamos cambiar», señaló Corbyn antes de que se conocieran los resultados finales del recuento, que le sumaron el último escaño que faltaba asignar.

Después de tres recuentos, la candidata laborista Emma Dent Coad, de la circunscripción londinense de Kensington, superó por veinte votos a su rival conservadora, Victoria Borwick, y se quedó con la banca número 262, en un distrito que desde 1974 ha preferido a los tories.

Cuando comenzó la campaña, los laboristas estaban a 20 puntos de los conservadores, pero empezaron a ganar terreno en las últimas semanas de campaña. La agrupación logró un enorme apoyo de los jóvenes, cuya participación fue superior a la esperada.

Otro que cargó sobre la premier fue el líder de los Liberales Demócratas, Tim Farron, quien dijo: «debería estar avergonzada» y dimitir «si tiene una onza de amor propio».

Empero, la primera ministra May no fue la única perdedora.

En un fuerte revés a sus intenciones de celebrar un segundo referéndum de independencia de Escocia del Reino Unido, el Partido Nacional Escocés (SNP), de la líder Nicola Sturgeon, perdió 21 de sus 54 escaños en los Comunes.
Entre los diputados del SNP que perdieron sus bancas se incluye a Alex Salmond, el ex líder de la formación y una de sus máximas figuras.

El líder de los conservadores escoceses, Ruth Davidson, dijo que la idea de un nuevo referéndum en Escocia «está muerta».

Fuente: Telam

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