El fiscal platense Fernando Cartasegna, que había sufrido un ataque en su despacho en los tribunales platenses, fue internado en un hospital psiquiátrico de esta ciudad a raíz de un estado depresivo tras reiterados agresiones, confirmaron a LA NACION fuentes judiciales.
La medida habría sido adoptada por la familia del fiscal, que según fuentes cercana a Cartasegna, lo habrían notado «desmejorado en los últimos días, en un profundo estado depresivo».
Sin embargo, los investigadores judiciales no creen mucho en las versiones que viene dando el fiscal desde el primer día del ataque. «Ahora quiere hacerse pasar por loco. Pero tras el ataque en el que supuestamente fue sorprendido y atado en su despacho, se le practicaron estudios psicológicos de rutina y los especialista determinaron que tenía muy buen estado de salud mental y física», dijeron fuentes judiciales a LA NACION.
Y agregaron: «Nos parece que Cartasegna quiere hacerse pasar por loco para no se imputado en una serie de irregularidades que encontraron en las causas que tenía a cargo los fiscales que ahora se hicieron cargo de esos expedientes».
El trabajo de Cartasegna está bajo la lupa de la Justicia y hasta ahora se encontraron muchas irregularidades dijo un investigador judicial a La Nación. Por ejemplo: se detectaron muchas carátulas de causas en blanco que podrían ser utilizadas para armas algún expediente de «manera ilegal».
Pero quizá, el mayor inconveniente que tendrá que explicar Cartasegna es el extravío de la causa que investiga las circunstancias en las que se produjo la desaparición y asesinato del joven estudiante de periodismo Miguel Bru en el año 1993.
La madre de la víctima, Rosa Schonfeld, fue muy contundente y cuestionó el accionar de Cartasegna en la causa. «Me enteraba de las cosas que hacía porque me lo decían ustedes [los periodistas]», dijo.
«Teníamos una muy mala relación», agregó y deslizó que en una oportunidad «me acusó de entorpecer la búsqueda» de mi propio hijo.
El nombre de Cartasegna comenzó a estar en los titulares de los diarios hace dos meses cuando fue atacado en su despacho y recibió amenazas que decían que iba a terminar muerto como el fiscal Alberto Nisman. La secuencia comenzó el miércoles 3 de mayo, cuando lo encontraron maniatado, golpeado y semi desvanecido en la fiscalía de calle 7. Junto a él fue encontrada la palabra «Nisman» escrita con azúcar sobre el piso.
Antes de que tuviera lugar este altercado, aparecieron pegados en el frente de su despacho una serie de panfletos intimidatorios que sugerían que el fiscal «iba a ser el próximo Nisman».
Los investigadores judiciales pudieron determinar que esos carteles habían sido impresos en las computadoras del propio fiscal. A partir de entonces, el funcionario judicial comenzó a ser mirado de otra manera y sus dichos fueron puesto en tela de juicio por más de un colega.
«Creemos que va a terminar imputado por el oscuro manejo que hizo en distintas causas a su cargo donde faltan parte de expedientes y elementos de prueba», dijo una fuente judicial.