Indignación en el mundo y en Irak con el Estado Islámico por la destrucción de la famosa mezquita

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Foto Web

La destrucción del templo se produjo mientras las fuerzas iraquíes se encuentran cerca de culminar su mayor ofensiva contra el Estad Islámico con la toma de la norteña Mosul, urbe de más de 2 millones de habitantes que era el principal bastión de los yihadistas en Irak, luego de lanzar un avance sobre la Ciudad Vieja el domingo pasado.

Según comandantes militares iraquíes, los últimos milicianos del EI que resisten en Mosul dinamitaron la mezquita y el minarete, conocido como Al Habda (El Jorobado) cuando soldados y policías, apoyados por ataques aéreos de una coalición liderada por Estados Unidos, se encontraban a sólo 50 metros del lugar.

El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, dijo el miércoles por la noche que el hecho es una «declaración oficial de derrota» por parte de la milicia radical.

Dentro de Mosul, el célebre minarete que se alzó por encima de la ciudad durante 850 años yacía hoy en ruinas, en medio del estupor y la rabia de muchos residentes.

«A primera hora de la mañana subí al techo de mi casa y me sorprendí de que el minarete ya no estaba», dijo Nashwan, un trabajador que vive en el barrio de Khazraj, cerca de la mezquita, en declaraciones por teléfono a la agencia de noticias Reuters. «Sentí que había perdido a un hijo», agregó.

La agencia de noticias Amaq, cercana a los yihadistas, publicó este miércoles un comunicado en el que el EI asegura que la mezquita y su minarete fueron destruidos por un bombardeo de un avión estadounidense. Estados Unidos negó la acusación y responsabilizó al EI.

«El minarete de Al Hadba y la mezquita de Al Nuri, en Mosul, eran dos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, símbolos de identidad, resiliencia y pertenencia», señaló en un comunicado la Directora General de la Unesco, Irina Bokova.

Bokova recordó que la población de Mosul ya había intentado en otra ocasión evitar la destrucción de ambos monumentos por parte del EI formando una cadena humana en torno al templo, en los días posteriores a la conquista de la ciudad por los yihadistas, en 2014.

La mezquita y el minarete inclinado, de 45 metros de altura y comparado con la Torre de Pisa, de Italia, databan del siglo XII y constituyeron un símbolo para el propio grupo islamista desde que en ese templo se pronunció el discurso por el que el líder del EI, Abu Bakr al Baghdadi, se proclamó califa, en 2014.

Este jueves, Rusia dijo que había un alto grado de certeza sobre la muerte de al Baghdadi, de acuerdo a la agencia de noticias RIA.

Moscú señaló la semana pasada que el líder yihadista murió en un bombardeo de un avión ruso el 28 de mayo cerca de la norteña ciudad siria de Al Raqqa, la capital de facto del califato del EI, pero que intentaba verificar la información a través de múltiples canales.

«Esta nueva destrucción agrava las heridas de una sociedad de por sí afectada por una tragedia humana sin precedentes, con tres millones de desplazados y 6,2 millones de personas con necesidad inminente de ayuda humanitaria», señaló Bokova sobre la acción del EI.

«La situación exige una movilización internacional inmediata», insistió la funcionaria, que aprovechó para reiterar su solidaridad con Irak y mostró la disposición del organismo a ayudar «a la población de Irak a recuperar su patrimonio y a combatir el extremismo y la violencia en todas sus formas a través de la cultura, la educación y los derechos humanos», informó la agencia de noticias EFE.

Situada al oeste de Mosul, en la margen sur de su Ciudad Vieja, la mezquita de Al Nuri, también conocida como Gran Mezquita de Mosul, se consideraba una de las principales mezquitas históricas de Irak.

Construida por Nuraldin Zangi en el 1172 de nuestra era, durante el califato abásida, pasó por varias renovaciones y restauraciones a lo lago del tiempo.

Este jueves, expertos e intelectuales de Mosul dijeron creer que la ciudad de Irak mantendrá su esencia pese a la destrucción de su mayor monumento, y que ya piensan en la reconstrucción del icónico minarete.

El historiador Laiz al Obeidi dijo a EFE que Mosul «sigue siendo la misma» sea con o sin el minarete inclinado, puesto que quien preserva la identidad de Mosul son sus ciudadanos.

«Salvar a un niño de lo que sufre en la actualidad en el casco antiguo o rescatar a una familia de bajo los escombros equivale a mil minaretes a pesar de la gravedad de nuestra pérdida», afirmó el historiador.

Al Obeidi subrayó que, a pesar de la «amargura y tristeza» que siente él y todos los habitantes de Mosul, «la identidad y la historia» de la ciudad «no se comprenden en el minarete Al Hadba o en una mezquita».

Recalcó que, en los últimos tres años, el grupo islamista destruyó otros monumentos como el mausoleo del profeta Jonás y además robó muchas piezas milenarias de valor histórico del museo y «nadie dijo que Mosul perdió su identidad».

Así como en Mosul, el EI, un grupo fundamentalista sunnita, dinamitó monumentos en otras partes de Irak que han sido reconstruidos, como el santuario del imán Ali al Hadi de Samarra, uno de los más importantes para los musulmanes chiitas.

El arqueólogo Maruan Salem Sharif calificó la voladura del minarete como «una tragedia» para la historia de Mosul, capital de la provincia de Nínive, en el norte del país.

Aseguró que el minarete cilíndrico alcanzaba una altura de 53 metros, «uno de los mayores del mundo», y estaba construido de piedra y yeso, decorado con siete cornisas.

Fuente: Telam

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