Con Paolo Goltz confirmado, la dirigencia de Boca tenía en la mira a dos futbolistas: Guido Pizarro (la otra gran obsesión de Guillermo Barros Schelotto) y Gary Medel. Sin embargo, la decisión que tomó un «amigo» de Daniel Angelici dejó al elenco argentino sin sus dos anhelos.
El protagonista de la historia es José Castro, presidente del Sevilla. El mandatario del club español, que mantiene una muy buena relación con su par del Xeneize, está próximo a cerrar el arribo del volante central surgido de la cantera de Lanús.
«Hablamos con el club español, le transmitimos nuestra posición y ellos la aceptaron», reconoció Miguel Ángel Galarza, director deportivo de Tigres de México. Y por si quedaban dudas, luego agregó: «No se trata sólo de dinero, sino de cumplirle la ilusión a Pizarro de poder irse a Sevilla».
Este movimiento que realizó el club andaluz complicó de sobremanera a Boca, debido a que ahora los aztecas irán en búsqueda del chileno para suplantar la factible salida del mediocampista.
«Medel es una de las alternativas, pero primero nos gustaría cerrar el capítulo de Pizarro para empezar a abrir un capítulo para el Club Tigres en dado caso de que se llegara a ir», reconoció Galarza ante la prensa. Los mexicanos, a diferencia del Xeneize, le ofrecerían al Pitbull mucho más dinero para seducirlo.
Ante este panorama, en Boca surgió la alternativa de Walter Montoya, quien no tuvo continuidad en sus primeros meses en Sevilla. Otra variante es la de Néstor Ortigoza, quien en las últimas horas recibió un sondeo de Racing.
