Estudiantes ‘bajó’ una victoria de oro de los más de 4.000 metros de altura de Potosí

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La escena puede resultar llamativa en otros rincones del planeta. En América del Sur, la pelota recorre la llanura o viaja en la altura en escenarios pintorescos, curiosos, ideales para una fotografía turística, más allá de las desventuras de un torneo de fútbol. El bolillero llevó a Estudiantes, un rey copero, a Potosí, una ciudad del sur de Bolivia, que tiene una altitud de 4090 metros. Con la huella de su ambiciosa historia, ganó. Se impuso por 1 a 0 sobre Nacional de Potosí, con un gol de Lucas Rodríguez, respaldado por Mariano Andújar, en la otra frontera, con el oxígeno de todos. Los de adentro y los 100 fanáticos, muy entusiastas en una de las tribunas.

Potosí es un territorio exquisito: allí se encuentra una de las minas de plata más grande del mundo, rodeada del imponente Cerro Rico. La mayoría de la población es indígena y como en nuestras tradiciones, también el fútbol es un motivo de encuentro. El León se presentó en el estadio Víctor Agustín Ugarte -un escenario para unos 28.000 hinchas- apenas unos minutos antes. El efecto de la altura, sobre todo en los conjuntos argentinos, suele ser una materia de mucho cuidado. Y como no había vuelo en las horas previas al partido y la intención del club fue llegar sobre la hora, se organizó un operativo especial. Para viajar desde Sucre -en donde estaba la delegación- a Potosí, por la complejidad del camino de 155 kilómetros, se trasladaron en 14 camionetas 4×4.

La situación se asemejó más a una excursión que a la llegada de un plantel. El trayecto fue grabado por los encargados de prensa, que lo subieron a las redes sociales. Subió 1300 metros en 80 kilómetros, luego de pasar la primera noche en Santa Cruz de la Sierra. Sucre, más tarde; Potosí, horas después. Con la lengua afuera, con el debut de Gustavo Matosas como entrenador y de Mariano Pavone y Pablo Lugüercio en el ataque, Estudiantes, que nunca había convertido un gol en Bolivia, creó otra página de su novela exitosa con los torneos internacionales. Sufrió y corrió todo lo que pudo. La serie, por la segunda etapa de la Copa Sudamericana, se sellará el próximo 3 de agosto, en la Argentina.

La victoria se sostuvo, además de los experimentados regresos de los delanteros, en jóvenes promesas como Juan Foyth (19 años), Lucas Rodríguez (20), Santiago Ascacibar (20) y Juan Bautista Cascini (20).

Su triunfal aventura en Bolivia se suma a la de Atlético Tucumán, que venció por 3 a 2 a Oriente Petrolero (en el llano), en Santa Cruz de la Sierra. Días atrás, por la Libertadores, Lanús igualó 1-1 con The Strongest, que empató en la última jugada, en La Paz.

De 73 años, con una camiseta parecida a River, Nacional Potosí atraviesa su mejor etapa histórica. Su impulso mereció una mejor fortuna en los metros finales. Le faltó picardía.

Andújar, arquero de Estudiantes y la figura del encuentro, prefirió la cautela. «Jugar en la altura tiene un componente físico más que mental. Lo pudimos sacar adelante, eso es lo bueno. Pero lo importante es pasar el turno, no solamente ganar acá», aseguró.

La Copa Sudamericana, desde este año, es una competencia extendida en el tiempo. Compuesta por 54 equipos de 10 países, comenzó el 28 de febrero con las etapas preliminares y terminará apenas días antes de las fiestas de fin de año, el 13 de diciembre. En esta aventura casi anual, muchos clubes transformarán su impronta, con otros jugadores y, tal vez, nuevos entrenadores. Algo parecido va a ocurrir, seguramente, en la Libertadores, aunque con otro prestigio.

Matosas es uno de los nuevos. «Me dio mucha tranquilidad ver cómo jugaron los referentes. Y lo de Andújar fue impresionante. Eso sí: hay que seguir con humildad», asume el uruguayo, luego de la gran aventura.

Télam

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