«Este libro cuenta la historia de un ser humano complejo, con grandezas y miserias, de múltiples facetas que conviven entre sí, que lidia con las mieles y las presiones de haberse convertido en un símbolo de la solidaridad», advierte Mantero en la introducción a Margarita Barrientos. Una crónica sobre la pobreza, el poder y la solidaridad.
Con cerca de tres años de trabajo y más de cien entrevistas realizadas, la autora admite que acaba con «algunos mitos que se estaban construyendo» alrededor de la mujer que es un icono del trabajo social en la Argentina por la obra que realizó en el Comedor Los Piletones y la Fundación Margarita Barrientos.
Lejos de contar «una historia de santos», Mantero se propone realizar, según explicó, no solo una biografía, sino también una crónica social de lo que es la vida en una villa de la Argentina y las decisiones que en ella deben tomarse. «Lo más honesto y lo ético desde el punto de vista periodístico era indagar a fondo el personaje y poder contar la complejidad de la persona con sus miserias y con sus grandezas», indicó.
En diálogo con Infobae.com, describió la vida que Barrientos lleva dentro de la villa Los Piletones, la relación que mantiene con el PRO, el enfrentamiento que tuvo con algunos referentes de la ocupación del Parque Indoamericano y hasta la candidatura que el vicepresidente Julio Cobos le ofreció para competir en las elecciones de 2009.
-¿Por qué elegiste escribir sobre Margarita Barrientos?
– Margarita es un personaje fascinante, es una mujer que nació en el medio del monte de Santiago del Estero, en un hogar muy pobre, y se transformó con los años en la cara de la solidaridad en la Argentina. Hoy le da de comer a 1.500 personas. Yo venía trabajando hacía más o menos diez años en el mundo de las ONG. Dentro del periodismo me especialicé en los líderes sociales y siempre me interesó la posibilidad de escribir un libro sobre ese rol. ¿Por qué hacían el bien? ¿Quiénes eran? En el caso de Margarita, además, lo interesante es que es una mujer que nació en la pobreza, que logró convertirse en la cara de la solidaridad y que hoy interactúa con los medios, con la política, con la fama y con el poder. Era un condimento muy interesante. Por eso la elegí.
-En el libro varias veces te distanciás de su relato e incluso, con la ayuda del testimonio de otras personas, desmentís algunas cosas que ella te dijo. ¿Creés que se debió sólo a que eran recuerdos difusos? ¿O tal vez Margarita quiso distorsionar algunos hechos?
-Es difícil precisarlo. Como también es difícil decir a ciencia cierta qué es verdad y qué no lo es. Aunque sí hay cosas que se pueden llegar a determinar con certeza. En la vida de una persona que transitó la pobreza en muchos aspectos quedan muy pocos registros escritos e institucionales. En el libro contrapongo testimonios y derribo algunos mitos que se estaban construyendo y que me parece también que son parte del personaje. Es muy difícil saber cuál es la raíz de esto. Pero sus historias son parte del discurso ante los medios y la gente. Creo que es su forma de pararse a la hora de confrontar con otros mundos.
-Hablás de que no querías hacer una hagiografía. ¿Creés que a veces los medios la construyen como una suerte de santa?
-Sí, me parece que muchas veces ellos se quedan con un recorte de la obra que hace Margarita. Cuando hay mucho más para indagar y profundizar. De todas formas, entiendo que una cosa es escribir un libro y otra cosa es escribir para un diario, donde se pone énfasis en la obra, que es realmente impactante. He tenido la suerte de tener tiempo para un trabajo de casi tres años, con más de cien entrevistas y un viaje a Santiago del Estero. Lo más honesto y lo ético desde el punto de vista periodístico era indagar a fondo el personaje y poder contar la complejidad de la persona con sus miserias y sus grandezas.
-Desde el primer momento Barrientos rechazó la toma del Parque Indoamericano y eso incluso llevó a que se enfrentara con algunos de vecinos de la villa. ¿Cómo es la relación ahora? [NdR: en aquel entonces dijo en el programa de Nelson Castro: «Esta gente quiere un subsidio del Gobierno. Deberían mandarlos a su casa. No darles nada (…) Estos vecinos tienen casas alquilando dentro de la villa. Algunos alquilan a 600 pesos por mes y están tomando el parque ahora (…) Estos aparecieron ahora, en estas situaciones aparecen con un micro para llevar a los actos»].
-Me parece que hablar de vecinos es generalizar. No creo que sus vecinos se hayan sentido agraviados, porque no me parece que hayan sido solo ellos en la toma del Parque Indoamericano. Creo que hubo una mezcla de todo. Margarita tomó posición contra aquellos que llevaban a la gente por cuestiones políticas. Me parece que ahí hubo una cuestión de conveniencia. El conflicto es más que nada con referentes políticos de otras orientaciones. Ella tiene una explícita simpatía macrista. No veo que lo del Indoamericano haya sido, por lo que estuve indagando para el libro, algo absolutamente espontáneo. Creo que fue una ensalada de cosas, en las que también se explicitaron problemáticas muy profundas de la Argentina: vivienda, migración y mucho desamparo dentro del mundo de la pobreza. Pero también hubo intencionalidad política.
-Entre sus enfrentamientos con referentes políticos aparece numerosas veces la figura de Mónica Ruejas [NdR: puntera de la villa que responde al ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra], ¿qué relación tiene con ella?
-En el libro es casi su principal enemiga. Es la espina atravesada en la garganta de Margarita. La acompañó en los primeros momentos del comedor. Después hay división muy clara entre ambas. En un momento cada una toma partido políticamente hacia otro lado. En el momento en que Ibarra se enfrenta con Margarita encuentra en Ruejas su referente dentro de la villa [NdR: en 2003, Barrientos denunció que el entonces jefe de Gobierno porteño le quitó las raciones de alimento a su comedor porque ella anunció su apoyo a la candidatura de Mauricio Macri]. Ruejas es alguien que dentro de Los Piletones ocupa un lugar muy importante en la vida de Margarita porque es su principal adversaria en esa lucha de poder que se da en una villa tan chiquita. Y eso es también lo interesante: es un lugar muy chico donde se juegan muchas pasiones.
-Es muy interesante también ver que existen luchas dentro del campo de la ayuda social, algo que casi nunca es visible…
-Sí, también mostrar eso. Pero ni siquiera lo digo como algo negativo. Trato de no opinar ni juzgar, sino mostrar lo que pasa. En el campo de lo social hay una lucha de poder permanente y Margarita se juega muchas veces al ir más fuerte. Se expresan pasiones de distinta forma.
– En el día de hoy, ¿qué papel jugó su identificación con el PRO dentro de la villa?
-Una de las escenas más interesantes del libro tiene que ver con el incendio de la manzana 10 de la villa en el año 2009. Se quemaron varias casas y mucha gente quedó desamparada. Yo llegué a Los Piletones varias horas después del incendio. Entré al comedor y vi muchas caras poco frecuentes en el día a día del comedor. Había una mezcla de gente que había quedado desamparada, en la calle, con niños o mujeres embarazadas y otra parte de gente que no tenía nada que ver pero había ido aprovechando que podían darles algún subsidio o alguna recompensa económica haciéndose pasar por damnificados. Casualmente ese día todas esas personas estaban en el comedor de Margarita. Presionándola para que intercediera ante el gobierno de la Ciudad. Cosa que no había pasado en gestiones anteriores. Si bien Margarita no es una explícita puntera macrista, sí es una referente que todos reconocen como cercana al Gobierno y saben que tiene llegada directa. Por eso ese día todos estaban ahí y no en otra parte. Por los testimonios que pude recoger, esto no es privativo de esta ocasión. Es algo que sucede en cada hecho de este tipo. Hay mucha gente realmente damnificada por los incendios y otra que se acerca a ver si pesca algún subsidio, porque en la Argentina está muy anclada la cultura del clientelismo y el asistencialismo. Lo rico del libro es poder mostrarlo en primera persona, con nombre y apellido, en situaciones concretas, en vivencias de un cronista que no pertenece a la villa. El objetivo es abrir ojos y tender puentes entre diferentes mundos. Ponerle cara y nombres a las historias.
-En el libro contás que en el 2009 Cobos le ofreció la segunda candidatura como legisladora porteña de su lista. Ella, si bien lo rechazó, se lo hizo saber a Macri, quien también puso a su disposición una postulación o un cargo ejecutivo. Ese gesto lleva a pensar que tiene una gran cintura política y me hace preguntarme: ¿Por qué sigue rechazando ser candidata?
-Definitivamente tiene una gran cintura política. ¿Por qué rechaza ser candidata? Ella amaga con la idea. Por momentos quiere, por momentos no. Dice que le gustaría ocupar un cargo ejecutivo, pero después se echa atrás. Mi hipótesis personal es que Margarita sabe que su reconocimiento público tiene que ver con la carrera social que ella hace. Es indiscutida por los distintos sectores políticos. Por eso este año pudo ser votada por unanimidad como ciudadana ilustre en la Legislatura. Es comprensible que coquetee con la idea de ocupar una función pública, pero que finalmente se retraiga y vuelva a su lugar. Porque sabe que en el país la política es una mala palabra para mucha gente. Tengo la sensación de que ella sabe que dar el paso podría hacerle perder mucho reconocimiento público. A eso se suma que en este tiempo no ha podido generar un liderazgo que la suceda. Es muy difícil dar un salto a otro mundo dejando desguarnecidas sus obras.