Brujo Manuel: «Si me hubiesen llevado al Mundial de Brasil lo habríamos ganado»

0
513
C

Excepto a la noche, cuando Manuel llega a la casa luego de haber atendido a cientos de personas durante el día, su teléfono celular está en poder de Yésica, su hija menor. Ella oficia de secretaria. Le filtra los mensajes. Y solo transmite algunos que considera importantes. Como el de aquella tarde cuando le proponían viajar para el partido que determinaría si la Selección se clasificaba o no al Mundial de Rusia.

Manuel mantuvo su ritmo monocorde y aceptó la invitación sin levantar polvareda. Así llegó hasta Quito. Lo acompañaron Claudio Gugnali y Julián Camino, los dos exayudantes de campo de Alejandro Sabella, viejos conocidos de Manuel. Sentado en el medio de ambos, en el asiento trasero de un remís, Manuel regresó del estadio Atahualpa con la sensación del deber cumplido.

El nexo en Ecuador lo hizo Javier “Pipo” Marín, presidente de Acassuso y uno de los principales laderos del titular de la AFA, Claudio Tapia. «Yo invité a Manuel a venir a Ecuador. Me lo recomendó un amigo. No es un brujo, es un espiritualista, católico, que habla de Dios y tiene mucha fe en sus oraciones», admitió Marín.

El resto, es conocido: Manuel recorrió el campo de juego, pasó por el vestuario, miró el partido desde una platea preferencial junto a Oscar Ruggeri y Alberto Tarantini, entre otros invitados por la AFA, y al final fue elogiado por Chiqui Tapia, quien se animó a adjudicarle méritos por la clasificación que minutos antes se había sellado gracias al fútbol de Lionel Messi.

En este embrollo, Manuel se limita a decir que hizo sus cosas. Aunque infla el pecho.

─¿En serio te sentís parte del triunfo en Quito?

─Yo hice lo que tenía que hacer. Hice mi trabajo. Vos sos periodista y hacés lo tuyo, ya está. Yo hice lo mío.

─¿Cuánto cambió tu vida desde el partido de la Selección?

─Un montón, hermano, un montón. No me imaginaba tanto. Lo único que yo hice fue rezar por la Selección y ellos ganaron. Nada más. No hice más nada. Me vinieron a buscar, me dijeron “¿vamos?” Y fui. Para rezar por ellos, ¿ta?

─¿Qué fue lo que hiciste en Quito?

─Hice mis cosas. Hice lo que tenía que hacer. Después ellos hacen lo suyo. Yo soy católico y quiero que la Selección vaya para adelante, después lo demás no interesa, ¿ta?

─El presidente de la AFA dijo que fuiste importante, hasta llegó a ponerte un escalón debajo de Messi.

─Yo hice lo que tenía que hacer: abrí los caminos y los jugadores pusieron la magia en sus pies para ganar. Abrí la promesa que no se había cumplido y ya está: la hice cumplir yo con los santos.

─¿Los jugadores sabían que vos estabas?

─No sé, no me interesa. Yo a los jugadores no los vi.

─Después del triunfo, ¿no te dieron ganas de sacarte una foto con Messi o tratar de llegar a ellos?

─No. ¿Para qué? Si es un ser humano igual que yo. Tiene magia en los pies, nada más. Yo abrí los caminos para que él siga con su magia y sane muchos corazones que estaban enfermos porque creían que la Selección no iba a clasificar para el Mundial.

─¿Querés ir al Mundial?

─No pienso en eso. Yo pienso en trabajar día a día para mantener a mis hijos. Después, lo demás se verá, ¿ta?

─¿Cómo es un día normal de tu trabajo? ¿Qué es lo que hacés?

─Y mirá lo que es esto (gira hacia donde está la gente esperando ser atendida). Desde chiquito hago esto, desde los ocho años que hablaba con los muertos, no es que vino de la nada. Yo atiendo a todo el mundo: ricos, pobres, medianos, menores, viejos. Y no cobro nada a nadie, decilo, eh. Yo lo hago de corazón. El que me quiere dejar me deja y el que no, no. Y no le cobro 200 pesos a los jubilados como dijeron, ¿ta? Que aprendan a decir las cosas. No les cobro.

─¿Es cierto que una vez estacionó acá un Rolls Royce y se bajó Ricardo Fort?

─Sí, es verdad. Vino muchas veces. Y cuando él hacía sus programas de televisión yo iba. Estaba en la tribuna, pero nunca quise aparecer. El tenía un parapsicólogo, un trolo (sic) que salía en las revistas. Yo no quise salir. Pero le dije que ése no servía, que le iba a hacer mal.

─¿Recibiste a muchos famosos?

─Uff, a un montón. Pero yo no voy a decir quién vino. Lo guardo en secreto.

─¿Verón fue el que te metió en el mundo del fútbol?

─Tengo una relación especial con él, es una gran persona. Tiene un corazón de oro. Vino hace mucho cuando tenía problemas en su rodilla.

─¿Fuiste al Mundial de Brasil?

─No, no me llevó nadie. Si me hubiesen llevado, se habría notado porque lo habríamos ganado.

─¿Ah sí?

─Por supuesto.

─¿Y nadie te propuso ir a Rusia?

─No, papá. Yo vivo el día a día. Por ahí me muero mañana y se acabó todo. Vivo el presente: pasó el tren y subí.

El fútbol como principal anzuelo

La historia de Manuel con el fútbol tiene como pieza fundamental a Estudiantes de La Plata. Y a Juan Sebastián Verón, a quien Manuel conoció cuando la Brujita estaba a maltraer por una lesión en la rodilla. El ahora presidente de Estudiantes no podía recuperarse y recurrió al hombre del que tanto le hablaban. Fue a Gorina y luego empezó a recibirlo en su casa. Cuentan que, luego de varios encuentros y tras solucionar los problemas físicos, la Brujita le regaló a Manuel la camioneta 4×4 en la que llega todos los días a las seis de la mañana a su búnker.

Con el Pincha, Manuel recorrió el mundo. Para los dirigentes, jugadores, cuerpo técnico y periodistas platenses era uno más del plantel que ganó la Copa Libertadores en 2009. Si faltaba Manuel no arrancaban los partidos. Tanta era la necesidad, que la bola empezó a correr en el ambiente futbolero local y los de Gimnasiatrataron de impedir que Manuel pudiera ingresar al estadio en un clásico. Pero entró igual: lo metieron escondido dentro de un baúl de la utilería.

Pero no solo en Estudiantes participó Manuel. Damián Albil, ex arquero del Pincha, se encargó de llevarlo a Independiente para los partidos de Copa Sudamericana. Y viajará la semana próxima a Asunción para acompañar al conjunto de Ariel Holan que enfrentará el miércoles a Nacional por el choque de ida de los cuartos de final.

También fue testigo de los últimos partidos de Temperley en el torneo pasado. Cuando el Cele estaba con la soga al cuello y al borde del descenso, Matías Sánchez, otro de pasado en Estudiantes, acudió a Manuel y lo acercó al equipo que terminó conservando la máxima categoría.

Clarín

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here