Según el equipo responsable de su tratamiento, el tumor de tres centímetros encontrado en la laringe del ex mandatario el 29 de octubre pasado disminuyó en un 75 por ciento, y tiende a desaparecer totalmente tras las seis a siete semanas de radioterapia diaria -combinada con quimioterapia- que se realizará Lula a partir de enero.
Los médicos consideraron como «extraordinaria» la reducción del tumor y descartaron totalmente la posibilidad de recurrir a una cirugía, reseñó un despacho de DPA.
Según el oncólogo Paulo Hoff, las sesiones de radioterapia, aliadas a una nueva quimioterapia, son «el camino hacia la curación» del cáncer que padece el ex presidente.
Lula, quien según sus asesores está «muy feliz» por el resultado del tratamiento, abandonó el hospital sin hablar con la prensa y, acompañado por su esposa, Marisa da Silva, se dirigió a su departamento en la vecina ciudad industrial de Sao Bernardo do Campo.
La evolución positiva del estado de salud de Lula fue celebrada por su sucesora, la actual presidenta Dilma Rousseff, quien manifestó su felicidad por la “muy buena noticia”.
“Estamos muy felices con la noticia; nosotros sabemos que Lula tiene una característica que es fundamental cuando se habla de enfermedad, porque es una persona que tiene un optimismo fantástico”, dijo Rousseff en una rueda de prensa en el estado (provincia) Rio Grande do Sul, consignó la agencia de noticias Prensa Latina.
La mandataria apuntó que Lula “tiene toda una trayectoria de desafíos y siempre fue capaz de superarlos”, y añadió que la noticia de semejante reducción del tumor “fue muy buena porque todos los médicos consideran que fue por encima de la expectativa”.
