A los 32 años, Jahmani Swanson, basquetbolista de solo 135 centímetros, ya es miembro del célebre equipo de los Harlem Globetrotters, una consagración para este neoyorquino, hijo de una madre enana y un padre de talla normal.
La mayoría de los adultos ignoraban hasta hoy la existencia de este basquetbolista enano de 1,35 metros, pero los niños lo conocen perfectamente gracias a algo que define hoy en día gran parte de sus referencias culturales: YouTube.
En los vídeos de Swanson, titulados «Mani Love», «Mani Fresh», «Lil Engine» o «The Athlete», sus diferentes apodos de basquetbolista callejero, encadena driblings a menos de 20 cm del suelo, enfrenta al actor Jamie Foxx en un mano a mano, o encesta triples desde cualquier parte. Todo con un estilo espectacular.
«Creo que es un buen fichaje, simplemente por su tamaño. Eso atrae la atención», se entusiasma Kenyon Pickering, un hombre que acude al espectáculo con sus dos hijos. «Va a vender muchas entradas, está claro», agregó.
La llegada de Jahmani Swanson, que bate por 22 cm al jugador más pequeño de su historia, es una operación excelente de promoción para los Harlem Globetrotters, que atraen dos millones de espectadores al año en sus cerca de 350 actuaciones, 230 de ellas en Estados Unidos.
Los cuestionamientos y las dudas sobre sus capacidades no son nuevos, y el nativo de Harlem ha tenido que enfrentarse a ellos toda la vida.
«Me pongo a prueba todos los días», aseguró el treintañero de mirada dulce y sonrisa encantadora. «En cada gimnasio, en cada ciudad por la que paso, la gente me mira fijamente, y algunos ríen y se preguntan: ¿quien es este tipo tan pequeño? ¿qué es capaz de hacer? Y cuando encesto la primera canasta, o hago el primer drible, enloquecen».
Hijo de una madre enana y de un padre de talla media, Jahmani Swanson aprendió a andar y a hacer driblings prácticamente al mismo tiempo, recuerda Sabrina, su madre.
Cuando tenía ocho años, su madre le inscribió en los primeros torneos: «Me dijeron que querían tratarle de forma un poco diferente. Les dije: no, trátenlo como a los demás», recordó.
Y aunque tuvo que trabajar «10 veces más» para dominar un balón y una canasta concebidos para deportistas cuarenta centímetros más altos que él, Jahmani se convirtió en un jugador como los otros. «(Mi madre) nos acostumbró al tratarnos como si tuviéramos una altura normal. Y así vivo mi vida. Cuando camino por la calle, mido dos metros», explicó.
(Con información de AFP)
Fuente: Infobae