Pese a su condena, Lula sigue favorito y vencería a cualquier rival en segunda vuelta

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El expresidente Lula Da Silva sigue afianzado como gran favorito de las elecciones de octubre en Brasil, pese a su condena a más de 12 años de cárcel que puede invalidar su candidatura, revela la primera encuesta realizada después del veredicto.

En la primera vuelta, el líder de la izquierda obtendría entre 34% y 37% de los votos, según los escenarios, sin cambios importantes respecto a la encuesta anterior de fines de noviembre, señala el estudio del instituto Datafolha publicado por el diario Folha de S.Paulo.

En segundo lugar, aparece siempre el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, con 16% a 18% de intenciones de voto.

En la segunda vuelta, Lula derrotaría a Bolsonaro por 49% a 32% y se impondría ante cualquier otro adversario por un margen similar.

Los datos surgen de un muestrario de 2.826 entrevistados y tienen un margen de error de 2 puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo.

El sondeo fue realizado el 29 y el 30 de enero, pocos días después de que un tribunal de apelación confirmara, el 25 de enero, la condena de Lula por corrupción y lavado de dinero y elevara su sentencia a doce años y un mes de cárcel. El dirigente, de 72 años, podría incluso ser encarcelado cuando agote los recursos de segunda instancia.

En caso de que Lula no pudiera presentarse, Bolsonaro quedaría en primer lugar, con 18% al 20% de intenciones de voto, pero sería derrotado en la segunda vuelta por la ecologista Marina Silva o el dirigente de centroizquierda Ciro Gomes.

El gobernador de centroderecha de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, también aventajaría a Bolsonaro en una segunda vuelta, aunque dentro del margen de error (34% de intenciones de voto, contra 32% para Bolsonaro).

El número de personas que votarían en blanco, nulo o de abstencionistas varía entre 14% y 19% en todas las hipótesis de primera vuelta en las que figura Lula. Sin Lula, sumarían entre 24% y 32%.

Lula fue condenado como beneficiario de un apartamento tríplex en un balneario paulista, entregado por la constructora OAS a cambio de contratos en Petrobras.

El cofundador del Partido de los Trabajadores (PT), que enfrenta otros seis procesos judiciales, se declara inocente en todos los casos y denuncia una persecución judicial que apunta a impedir su retorno al poder.

«Cuanto más me acusan, cuanto más me persiguen, más subo en los sondeos», afirmó un Lula desafiante en una intervención transmitida el fin de semana pasado ante un congreso sobre la lucha contra el hambre en Etiopía.

Si Lula (2003-2010), valorado por sus políticas sociales, parece asegurado de la fidelidad a toda prueba de más de un tercio del electorado brasileño, esa fidelidad no es fácilmente transferible.

Según la encuesta, un 53% de sus votantes rehusarían apoyar a un candidato designado por su líder, en caso de que este no pudiese competir. Y apenas un 27% acatarían su consigna de voto.

Un 31% de los electores de Lula afirma que, sin él, votaría en blanco, anularía su voto o se abstendría.

Lula, gran referente de la vida política en las últimas cuatro décadas, sigue ostentando además un alto índice de rechazo (40%).

Solo lo superan el presidente conservador Michel Temer (60%) y el exmandatario Fernando Collor(44%), quien manifestó recientemente su intención de volver al poder, creyendo quizás que la ola de escándalos que sacudió a Brasil en los últimos años podría haber relegado al olvido su agitada renuncia en 1992, en medio de un proceso de impeachment.

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