La bronca del presidente Mauricio Macri con ciertos ministros

0
551

«Fue Moyano”, acusó directamente el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.

Estaba atribulado. Sus ojos, enrojecidos.

Enfrente estaba Mauricio Macri y la plana mayor del Gobierno. En esa intimidad, Triaca denunció: “Fue Moyano el que se encargó de filtrar el audio para perjudicarme”. Y admitió, con rabia: “Fue un tiro por debajo de la línea de flotación”.

Ocurrió el martes en la Casa Rosada. Triaca explicó y pidió perdón. Pero no aclaró todas las facetas del escándalo con su empleada doméstica, a quien nombró en la intervención del gremio marítimo SOMU.

El relato fue largo, porque el Presidente pidió precisiones. Macri está molesto con varios ministros: en privado dice que hay funcionarios que le traen más problemas que soluciones.

Aludió al episodio de Triaca. Pero también a Luis Etchevehere (Agroindustria), a los malos consejos de la Cancillería (a cargo de Jorge Faurie) y a las peleas del Gabinete económico. Así lo dice: “Hay algunos que no ponen toda la garra para jugar este duro partido” .

Triaca contó en su confesión que los insultos a su casera ocurrieron un sábado en la quinta de su propiedad. Explicó: “Todos los sábados voy a la quinta a trabajar. No uso el chofer, voy manejando solo. La necesitaba a Sandra y ella me falló. Me calenté. Estuve mal, pero a todos nos puede pasar”.

Recibió muchas preguntas y en una de sus respuestas Triaca acusó a Moyano.

“Sandra ─dijo─ conoce a un dirigente kirchnerista y ambos le llevaron el audio a Hugo. Fue Moyano el que lo difundió.»

Esa acusación alertó al Gabinete y es el verdadero motivo por el que lo defienden: Macri no va a entregar a ningún ministro acosado por Moyano.

Triaca admitió que utilizó información de inteligencia y una pesquisa propia para reconstruir el origen de la divulgación de su desliz. La explicación embraveció al Presidente, porque conoce que parte de la caída de imagen obedece a este affaire.

Macri tuvo en enero otra caída de 6 puntos en su imagen. Por eso el Presidente arengó a todos contra el dirigente sindical y dijo a los ministros:

─Esto no es entre Macri y Moyano. Es entre el Gobierno y Moyano.

La exhortación a la “cruzada” deriva de aquella sensación que acumula el mandatario: no todos los ministros tienen el mismo compromiso con sus batallas.

Por eso, el fin de semana decidió en forma personal la expulsión de los parientes de los funcionarios. El ministro de Modernización Andrés Ibarra tenía preparados todos los cambios del recorte político menos el que generó mayor ruido: excluir a los familiares de ministros del Gabinete.

Macri ya había consultado el tema a comienzos de año, desde Villa La Angostura. Solo en el sur, evaluó el operativo junto a su amigo de toda la vida, Nicky Caputo.

Pero después hubo silencio de radio. El primer sorprendido fue el propio jefe de Gabinete Marcos Peña: el superministro se enteró de la decisión del Presidente recién el fin de semana, cuando regresaba de París. Y los ministros, el lunes.

Macri vino molesto de su gira: está desencantado porque en el exterior recibe amplios apoyos y en la Argentina cosecha críticas y se cuestiona la anécdota.En el vuelo de regreso lo comentó con varios ministros.

Otra vez, la furia central se dirige al círculo rojo: políticos, influyentes, encuestadores, periodistas y empresarios. Ahora la bronca esta direccionada al movimiento empresario. Los acusa de ingratitud y de no acompañar políticamente su estrategia.

Macri lo dice en la intimidad: hay un silencio cómplice con quienes critican a la Casa Rosada.

Hasta ahora las entidades empresarias tienen un deslucido papel. La Unión Industrial desapareció de la escena pública y el Grupo de los 6 decidió hasta postergar sus reuniones.

La pasividad molesta a la Casa Rosada: creen que deberían ser militantes de las políticas oficiales. Pero también los hombres de negocios cuestionan a las centrales patronales exactamente por lo contrario: la pasividad para advertir problemas macroeconómicos.

No hubo, por ejemplo, ni una opinión empresaria sobre un dato alarmante: el déficit comercial récord. En medio del ruido, Etchevehere anunció ayer que devolverá el dinero que cobró de la Sociedad Rural.

Clarín confirmó que lo hizo porque existía un lapidario preinforme secreto de la Oficina Anticorrupción de Laura Alonso: sostiene que el ministro de Agroindustria actuó fuera del “límite ético” para continuar en el cargo. En otras palabras: si el dictamen tomaba forma oficial, la Casa Rosada tenía que echar a Etchevehere.

El funcionario debía entregar hoy el descargo final a la Oficina Anticorrupción. Pero recibió una orden estricta de Marcos Peña: devolver el dinero para frenar otro escándalo en el gabinete.

La investigación confidencial de Alonso encontró innumerables contradicciones en los argumentos de Etchevehere para justificar el pago especial de 500.000 pesos.

La Sociedad Rural, en forma oficial, también había dejado a la intemperie política a su expresidente. La entidad aportó documentos que desacreditaban, una a una, sus coartadas sobre el embolso. En un duro oficio precisó que nunca estuvo previsto ese pago excepcional ni tampoco estaba incluido en el contrato profesional.

El «premio”, en verdad, apareció una vez que Etchevehere fue designado ministro en una votación dividida -poco habitual- de la Rural. El ministro acompañó a Macri en la gira exterior. El Presidente recibió muchos elogios, que después le generan el “desencanto” local. Los jefes de las multinacionales tienen un similar discurso: fuerte apoyo al rumbo y una actitud permisiva frente a la inflación y el déficit.

En Davos todos se enteraron de un secreto que guardaba el gabinete económico: la Casa Rosada fue la que decidió, sin anunciarlo, aplicar un miniajuste, incluida la devaluación.

La decisión de devaluar el peso casi un 10% fue tomada en la Jefatura de Gabinete. Mario Quintana le dio así respuesta a muchos reclamos de empresarios por la caída en la rentabilidad.

La Cancillería expuso al Presidente a un mal trago en su exposición pública con Emanuel Macron. El presidente de Francia había anticipado que utilizaría la conferencia de prensa conjunta para hacer política interna a favor de los productores franceses.

Sólo dos días antes del encuentro, el propio Macron concurrió a la región ganadera de Auvergne para prometer en público protección a los productores.

El episodio le originó un desgaste innecesario a Macri y fue una mácula en el viaje.

La gente de Faurie acusa por el traspié al secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, el verdadero canciller en las sombras. Existió un error original y de ambos: nadie entiende por qué, si hay tantos problemas bilaterales, la Casa Rosada tardó 9 meses en confirmar al nuevo embajador en París (Mario Verón Guerra).

La reunión privada entre Macron y Macri fue buena por una cuestión: se habló en forma dura, pero sincera y fuera de protocolo.

Ambos llegaban al encuentro con un mutuo malestar. Macri frenó la compra de barcos por “sobreprecio” y Macron devolvió descortesías y el veto a la entrada Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El franco encuentro permitió superar muchas diferencias, aunque no destrabó el acuerdo Unión Europea-Mercosur por 2 cuestiones: Uruguay se opone a la flexibilidad argentina por las carnes y Brasil no quiere abrir su mercado automotor a los europeos.

Marcelo Bonelli/Clarín

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here