Pidieron la liberación de la joven que le cortó los genitales a su pareja

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La defensa de Brenda Micaela Barattini, la joven detenida por cortarle los genitales a un hombre con una tijera de podar, pidió ayer la exención de prisión hasta el comienzo del juicio. Barattini, arquitecta chubutense de 26 años que reside en Córdoba, se encuentra detenida en la cárcel de máxima seguridad de Bouwer.

Según confirmó a Infobae el abogado de la mujer, Domingo Cangelosi, la calificación del delito que se le imputa a su defendida podría cambiar de lesiones gravísimas a lesiones graves, y por eso considera que debería estar el libertad. Para ello, habrá que esperar a conocer la evolución de Sergio Fernández, la víctima de 40 años con quien Micaela tenía «una relación turbulenta».

«La gravedad de la lesión dependerá de la función o no del órgano -explicó a este medio Cangelosi-. Eso será determinante para calificar la lesión entre grave o gravísima, que ya implicaría la pérdida de algún miembro o la disfunción de algún órgano».

Según el abogado, la víctima no sufrió una «mutilación», como se dijo en su momento, y tampoco está acreditado todavía el grado de incapacidad que pueda sufrir la víctima. Por otro lado, indicó, el hecho tuvo una trascendencia mayor por la zona donde Fernández recibió la herida. «Entre  una puñalada en cualquier parte del cuerpo y una en los genitales, en el segundo caso se da una reacción social muy importante», destacó.

Cangelosi indicó además que hay «atenuantes» que la justicia deberá considerar a la hora de establecer la pena contra Barattini, que podría ser de entre tres y 15 años de prisión. «Ella está muy arrepentida, realmente no midió las consecuencias de lo que hacía. Actuó en un estado de perturbación, sin llegar a un estado de emoción violenta. No hay dudas de que lo hizo intencionalmente, pero hay atenuantes importantísimos», señaló el abogado.

«Esta chica es arquitecta recibida de la universidad de Córdoba, jamás pasó cerca de una comisaría, tiene antecedentes cero, tiene a su familia, madre, padre, hermanos. Ahora, está trabajando en la escuela de la cárcel como auxiliar de los docentes», indicó el letrado.

El ataque ocurrió a fines de noviembre pasado en un departamento de la calle Chacabuco al 500, en el barrio Nueva Córdoba de la capital de esa provincia. Allí, Barattini vendó los ojos de su pareja y lesionó sus genitales con una tijera de podar.

La joven, que en un principio declaró haber reaccionado para evitar una violación por parte de su supuesto amante de 40 años, reconoció luego que ese ataque sexual en realidad no existió. A mediados de enero, Micaela publicó una carta escrita desde el penal de Bouwer en la que enmarca el ataque en un contexto de violencia de género. En el texto, reconoció haber actuado de manera «horrible», dijo que se sentía «oprimida» por su pareja y remarcó «la necesidad de hablar y no callar la verdad para prevenir» ese tipo de reacciones.

«Con esta carta no quiero justificarme, porque sé que reaccioné de una manera horrible, como nunca tendría que haberlo hecho, me sentía oprimida, devastada, vi perjudicada mi carrera, mi vida, mi mente, mis afectos…Llegué a un punto que no di más…y dije basta!», escribió.

La fiscal de Violencia de Familia Bettina Croppi, quien interviene en el caso, archivó la denuncia por violación y pidió la prisión preventiva para Barattini al considerar que «actuó sobre seguro y asegurándose la indefensión de la víctima».

La agresora

Para Cangelosi, es cierto que hubo premeditación alevosía, como consideró la fiscal, pero también hay motivos y razones que llevaron a Barattini a actuar como actuó que en su momento se irán sabiendo. «Este hecho está cargado de connotaciones de tipo pasional, emotiva, con mensajes y otras cosas», dijo el abogado a Infobae.

Cangelosi describió además la relación entre la joven arquitecta y Fernández como «turbulenta», con «una atracción bastante fuerte» entre ambos. Sin embargo, el hombre estaba conviviendo con otra persona, mientras que Micaela tenía un novio desde hacía siete años. Una testigo, vecina de la vivienda donde ocurrió el hecho, declaró que el ataque se dio en el marco de una fuerte discusión entre ambos, en la que ella le pidió a él «que se definiera».

Mientras permanece en prisión a la espera del juicio, Micaela Barattini cuenta con el apoyo y el acompañamiento de amigos, familiares, organizaciones feministas y militantes que realizan campañas en las redes sociales. La última tuvo lugar el 10 de enero, cuando llevaron a cabo un «tuitazo» para exigir su liberación bajo el hashtag #TeEndiendoMicky.

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