Enrique Balbi: «No pierdo las esperanzas de encontrar al ARA San Juan»

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Ser la cara visible de una institución siempre es una tarea compleja. Ser el vocero de la Armada Argentina en medio de la tragedia más grande de toda su historia en tiempos de paz, sin lugar a dudas supuso para el Capitán de Navío submarinista Enrique Balbi, uno de los mayores desafíos de su carrera. No obstante su actuación a lo largo de estos 84 días ha sido elogiada a nivel general por todos los medios con los que interactuó y también por el  propio presidente Mauricio Macri.

—¿Cuántos años de servicio lleva en la Armada?

—Ingresé en la fuerza en 1984, pasé muchos años embarcado en los distintos submarinos de la Armada, llegué a ser comandante del ARA «Salta» y fui segundo comandante de los submarinos «San Juan» y » Santa Cruz».

—¿Cómo jugó en la cabeza del vocero naval su condición de oficial submarinista a lo largo de estos días?

—Fue un desafío importante. Llevo 4 años como vocero de la fuerza y esta tarea de comunicar todos los días no solo a la sociedad en general, sino además a cada uno de los familiares de los 44 tripulantes, las alternativas de lo ocurrido implicó estar haciendo mención a muchas personas que fueron mis alumnos en la Escuela de Submarinos y Buceo. Muchos de aquellos jóvenes cabos que fueron mis alumnos, tripulaban el San Juan. Fui profesor de tácticas submarinas de la Teniente (Eliana) Krawczyk y yo mismo colgué en su pecho el distintivo de submarinista cuando egresó.

—¿Qué pretende la Armada de aquellos que quieren ser tripulantes de un submarino?

—Una buena capacitación psicotécnica, no solo que no sufra claustrofobia sino que además tenga predisposición para el trabajo en equipo. La camaradería y compañerismo son fundamentales y enseguida se ponen de manifiesto en las primeras evaluaciones. Todo ello al margen del lógico aspecto intelectual y el superar todas las evaluaciones teórico- prácticas. Pero el trabajo en equipo es fundamental.

—¿Cuáles son las funciones de la fuerza de submarinos en tiempos de paz?

—El plan anual de actividades contempla que cada año las unidades tienen al menos un tercio de su tripulación en condiciones de aprendizaje. En tiempos de paz se va logrando el adiestramiento de los tripulantes menos experimentados en operaciones de complejidad creciente, hasta llegar a operaciones en conjunto con otras unidades de la flota de mar.
Balbi destaca en este aspecto, que con el paso del tiempo el submarino pasó de ser un vector que operaba en solitario y destinado mayoritariamente a la destrucción de buques militares o mercantes y al minado en profundidad, a usos más variados y versátiles que van desde el transporte de personal y material, hasta precisamente la vigilancia y observación de zonas protegidas (tal el caso de la Zona Económica Exclusiva ZEE) y el avistaje y observación de buques de todo tipo que sean de interés para el país. Señala particularmente a Pesqueros que encienden y apagan su sistema de posicionamiento satelital, buques tanques y otros. «El anonimato de estas naves es la clave» destacó.

—¿Se usan los submarinos para correr pesqueros ilegales?

—El submarino jamás haría una persecución en caliente, solo observa e informa. Esta tarea no solo la hace dentro de las famosas 200 millas sino que a partir del otorgamiento de derechos de explotación sobre los recursos adheridos al fondo marino y los existentes en el subsuelo, el área de interés para las misiones de observación se proyecta mar adentro más allá de la ZEE.

—¿La Armada Argentina hace espionaje sobre buques extranjeros, específicamente las naves inglesas?

—Creo que hay una diferencia importante entre avistar y espiar. No se puede hacer espionaje en aguas en las que en algún modo tenemos intereses legítimos. Incluso si consideramos el alta mar, en zonas adyacentes a nuestros espacios de exclusividad en la explotación de recursos, observar y conocer es el primer paso para luego proteger.

—¿Pero no estamos violando el tratado de Madrid de 1990?

—No, ese tratado fue suscripto para fomentar la confianza mutua entre ambos países. Nos comprometimos a informarle al Reino Unido sobre cualquier desplazamiento de 4 o más buques que pasaran a una distancia inferior a las 50 millas ( 90 kilómetros) de las Islas Malvinas, lo que no es el caso de la operación del San Juan. Además por convención internacional, si navegamos a más de 12 millas de la costa isleña, tendríamos derecho al paso inocente.

—Descartada la presencia de torpedos de combate a bordo del «San Juan», ¿llevaba torpedos de práctica y de ser así, efectuó ejercitación con los mismos?

—El último ejercicio del «San Juan» con torpedos de práctica se realizó en julio de 2017, en esta navegación estaba previsto un adiestramiento integrado con la flota de mar pero no estaba previsto el disparo de ningún tipo de torpedo. Lo que si llevaba a bordo eran unos torpedos similares a los de ejercicio pero que no son para disparar sino para que la tripulación practique las maniobras de embarque, estiba y carga de los mismos en los tubos lanza torpedos, pero reitero solo con fines de práctica en la manipulación de los mismos.

—¿Cómo fue la asistencia a los familiares en estos casi tres meses de búsqueda del submarino?

—La parte más difícil de esta tragedia es la de apoyar contener y explicar las cosas a los familiares quienes obviamente tienen los sentimientos a flor de piel, como también lo tienen los hombres y mujeres de la Armada en general. Desde el primer momento tuvieron contención de un equipo de psicólogos y psiquiatras que incluso iban a domicilio en aquellos casos que las familias estuvieran radicadas en Mar del Plata. Se los llevó dos veces al centro coordinador de Puerto Belgrano y en algunos casos se les permitió embarcar.

—¿Se recurrió a videntes?

—Fue una forma de contener a los familiares, en estas situaciones tan especiales uno nunca es dueño de la verdad. Algunos familiares acercaron a parientes o amigos con capacidades sensoriales que marcaron en distintas cartas náuticas posiciones probables. En la última navegación en la corbeta Robinson, embarcaron tres familiares y un allegado con capacidades sensoriales… lamentablemente no hubo resultados pero uno nunca sabe…
Algunos familiares acercaron a parientes o amigos con capacidades sensoriales que marcaron en distintas cartas náuticas posiciones probables.

—¿Que nos puede decir de un contacto radial ocurrido el 15 de noviembre a las 14:18 y que no fue asentado en el libro de comunicaciones de la base naval Mar del Plata?

—En efecto, esto ocurrió pero había sido informado oportunamente, el suboficial de comunicaciones que dio la novedad, escuchó por intermedio de un equipo scanner que monitorea las comunicaciones, una señal muy débil que no llegó a ser una comunicación confirmada en una de las frecuencias que utiliza el submarino. Pero en frecuencias muy cercanas a esa operan otros buques de la flota e incluso estaciones terrestres, no obstante el suboficial registró el hecho con posterioridad, se hicieron dos actas y se envió una nave a la posición supuestamente desde la cual se emitieron esas señales sin resultado positivo.

—¿Tuvo el  «San Juan» un encuentro cercano con un submarino nuclear inglés?

—En una navegación anterior los operadores del sonar del «San Juan» dejaron registros de un rumor acústico procedente aparentemente de una nave, pero en ese tipo de registro que además era muy leve y muy lejano que podría ser de otro submarino, pero con ese solo dato no se puede afirmar que hubiera efectivamente ese tipo de nave y mucho menos de que nacionalidad era la misma. Lo que si posteriormente hubo en ese viaje fue un contacto sonoro con un pesquero que se pudo identificar.

—¿Cómo seguirá la búsqueda una vez que los rusos se retiren?

—En primer lugar, digamos que al día de la fecha el buque ruso Yantar ya está de nuevo en la zona de operaciones, no estoy en condiciones de afirmar hasta cuándo seguirá colaborando, pero ya se han contactado a empresas privadas que cuentan con equipamiento que será apto para las tareas de búsqueda ya no con un criterio operativo sino más bien con un criterio científico. Cuentan con una amplia variedad de sensores y equipamiento y cada empresa deberá confeccionar su propio plan de búsqueda. Este equipamiento sería muy útil para hacer eficiente la búsqueda en los llamados cañones submarinos donde podría haber quedado incrustado el «San Juan».

—¿Cree que vamos a encontrar el submarino?

—Es muy difícil ser categórico, la geografía del lugar hace muy difícil la búsqueda, pero uno la esperanza no la pierde nunca.

—¿Qué le gustaría decirle a los millones de argentinos que siguen de cerca la búsqueda?

—Es realmente difícil, esta tragedia adquirió ribetes internacionales, en ningún momento abandonamos la búsqueda, y todo lo que fuimos comunicando fue hecho en base a la información que nos iba llegando, sin reservas. Estuvimos, estamos y estaremos siempre cerca y apoyando a los familiares.

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