Máximo Kirchner y Pablo Moyano acordaron trabajar en la construcción de un amplio espacio político que tendrá su expresión sindical este miércoles, en el acto convocado por los camioneros contra el modelo económico del gobierno.
Según pudo saber Infobae, los contactos telefónicos entre ambos dirigentes comenzaron a fines de 2017 para articular la resistencia callejera y parlamentaria a la reforma laboral, y se mantienen por estos días de manera directa o a través de terceros.
Como si se tratara de un Tetris, el líder de La Cámpora y Moyano Jr. están abocados a encastrar cada una de las piezas que dará musculatura al frente opositor, y que sin dudas hará sus primeros palotes el 21-F en la Avenida 9 de Julio y Belgrano.
Fruto de esas negociaciones, asoma en el firmamento la figura de Juan Grabois. El titular de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) es uno de los enlaces más activos de los movimientos sociales con el sindicalismo combativo.
En un reciente encuentro con el más revoltoso de los Moyano, donde emergieron duras críticas a Mauricio Macri y su gabinete, Grabois bregó por «ponerle fin a estos chetitos tecnócratas«. En su arenga muchos analistas políticos creen ver la letra del Papa.
El dirigente social es consultor del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz de la Santa Sede y su organización integra el «Tridente de San Cayetano», junto a Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa.
El Sumo Pontífice es una referencia central en las tertulias peronistas. Y logra lo impensado ¿Algunos ejemplos? Que Hebe de Bonafini lo invoque, después de años de vituperarlo, o que Alberto Fernández lo ensalce, luego de abrazarse temporalmente al laicismo.
Hasta Moyano hijo lo eleva en sus plegarias sindicales, exhibiendo aquel retrato en Santa Marta, a donde llegó el año pasado luego de hacer explícito su apoyo a la precandidatura de Gustavo Vera, otro amigo del Papa.
La articulación de Máximo con Pablo, y de éste con Grabois, alteró el mapa político-sindical y profundizó las contradicciones del PJ ¿Por qué? Porque los ímpetus de aglutinamiento no le sientan bien a todos.
El espacio de Sergio Massa dio muestras de ser el más afectado. Primero se desmarcó de Felipe Solá y Daniel Arroyo, quienes se habían prestado a participar en un «encuentro de unidad» de las distintas vertientes del peronismo.
¿Puede el Frente Renovador cerrar trato con el kirchnerismo y al mismo tiempo mantener la sociedad política con Margarita Stolbizer, quien presentó varias denuncias contra Cristina? Massa por ahora no está dispuesto a sacrificar su acuerdo con la líder del GEN, aunque tampoco quiere quebrar su relación con los Moyano.
Claro que este difícil equilibrio ya produjo una suerte de implosión, y las esquirlas llegaron hasta Florencia Arietto.
La «chica brava» se abrió camino en la política vernácula como jefa de Seguridad de Independiente, haciendo fuertes denuncias contra el ex jefe de la CGT
Tras su incorporación al massismo, Arietto bajó el perfil, acaso por compartir espacio político con Facundo Moyano, el más mediático del clan. Pero al reverdecer las investigaciones contra el líder de los camionero, volvió a levantar la voz para no quedar pegada, algo que generó cortocircuitos internos. «Yo no me voy a ensuciar», atizó por radio Mitre, segura de su decisión.
En el massismo también milita Graciela Camaño, quien hizo mutis por el foro. No así su marido, el inefable Luis Barrionuevo. El gastronómico había coincidido con Moyano en sus críticas al gobierno. Y hasta las plasmó en un documento llamado «declaración de Mar del Plata». Sin embargo, a último momento decidió bajarse de la movilización. El obstáculo fue Máximo. «Nosotros no tenemos nada que ver con La Cámpora ni con el kirchnerismo«, justificó.
Los gordos de la CGT esgrimieron el mismo argumento. El vacío al camionero coincidió con los acuerdos flexibles y los aumentos salariales no mayores al 15 por ciento que algunos dirigentes gremiales firmaron accediendo al pedido del Presidente. A ellos Pablo Moyano, poco afecto a la diplomacia, los tildó de «cagones».
Así las cosas, la ruptura cegetista es un hecho y los camioneros, con el guiño del kirchnerismo, buscan reemplazar a la actual conducción tripartita por otra más aguerrida, que contenga a la CTA. No es casual: la central de Hugo Yasky dirá presente en la protesta convocada por Moyano.
Yasky no fue el único dirigente sindical que integró la lista de Unidad Ciudadana en los últimos comicios. Lo propio hicieron Walter Correa y Hernán Escudero, secretarios generales de los gremios de curtidores y docentes privados, respectivamente. Justamente a través de esta dupla es que Pablo comenzó su acercamiento a Máximo.
En noviembre de 2017, la propia Cristina dejó entrever su buena sintonía con el joven camionero. «Con Pablo Moyano nos une la esperanza», sorprendió la ex presidenta en un tuit, copiando un enlace de FM La Patriada, donde el gremialista le marcaba la cancha a la dirigencia del PJ.
«Esperemos que gobernadores, diputados y senadores que cantan la marcha y tienen cuadros de Perón y Evita no voten esta reforma laboral en contra de los trabajadores», había advertido Moyano Jr.
Las odas de amor anteceden a la embestida judicial contra el gremio de camioneros pero se profundizaron después de ésta. «Apretar para precarizar», tituló La Cámpora el comunicado de condena a las denuncias contra Hugo Moyano por presunto lavado de dinero. El respaldo de Máximo tomaba así ribetes formales.
«Si Cristina me llama y me dice ‘Negro, ¿por qué no te venís a tomar un café?’, voy», fue la devolución de gentilezas del camionero en una entrevista con C5N. «Voy a juntarme con el que esté de acuerdo en que están sucediendo cosas que se deben modificar«, siguió abriendo la puerta cuando Mirtha Legrand le preguntó anoche si finalmente se produciría esa cumbre.
Sus insultos a Macri de todos modos ya llegaron a los oídos de Cristina por interpósita persona. En una conversación telefónica, Alberto Fernández escuchó al camionero repetir como una letanía que no había robado nada y que el Presidente lo tenía harto.
Fue música para los oídos de la ex mandataria, quien, bajo un discurso anti-ajuste, mandó a los suyos a engrosar las columnas que se movilizarán para respaldar a Hugo.
Ni La Cámpora reflotará en el acto la palabra «traidor», que supo endilgarle al líder sindical, ni éste ninguneará a Máximo llamándolo «Mínimo», como solía hacer.
Tampoco Pablo volverá a ironizar sobre el hijo de Cristina como «el candidato al campeonato mundial de la playstation».
Al contrario, el miércoles se portarán como carmelitas descalzas, porque la necesidad de construir un espacio común produce milagros.
Fuente: Infobae