La muerte de Sebastián, un alumno de apenas 12 años que se lanzó a las vías del tren después de haber sufrido acoso escolar, mantiene en vilo a Costa Rica y abrió en la pequeña nación centroamericana un debate sobre la violencia en las aulas.
La tragedia se produjo el 28 de febrero en la capital, San José, en las afueras del estatal Liceo de Costa Rica, uno de los centros de segunda enseñanza de más tradición en el país. Sebastián murió poco después de ser arrollado por la locomotora.
Según su familia, perdió la vida porque fue azuzado por otros alumnos del liceo, que es sólo para chicos, para que enfrentara un reto y demostrara su valentía. «El pecado de mi pequeño gigante fue ser pequeño de estatura, porque él era brillante de mente y gigante de corazón», dijo abatido su padre, Gonzalo Díaz Pérez.
Su muerte puso sobre el tapete un grave problema que se entroniza en algunos centros educativos del país: el acoso escolar (bullying) y el llamado matonismo. De hecho, después de la tragedia afloraron quejas y relatos de familiares y ex alumnos sobre las prácticas de acoso que según ellos se han venido enquistando en el Liceo de Costa Rica.
Una de éstas, relataron, consiste en embadurnar la cara de los más pequeños con lustre de zapatos durante la celebración del «Día del Niño», cada 9 de septiembre. O introducir a los más chicos a la fuerza en baldes de basura o chantajearlos a cambio de dinero, comentó Diana Cerdas, una madre que por esas razones retiró a su hijo del «Liceo», como se le conoce popularmente.
La Policía Judicial lleva a cabo una profunda investigación para ubicar a los responsables de la muerte de Sebastián. El colegio mantiene cerradas sus puertas desde el lunes y ha sido intervenido por las autoridades del Ministerio de Educación que, además de investigar en forma paralela a la Policía, buscan proteger la integridad de los 860 estudiantes de la institución, después de que surgieran denuncias por supuestas amenazas contra muchos de ellos.
La Ministra de Educación, Sonia Marta Mora, reconoció que el fenómeno del acoso escolar también está afectando a otros centros de enseñanza del país centroamericano. Hay noticias de al menos otros seis colegios donde hay acoso y matonismo, dijo la ministra, quien no oculta su temor de que tales prácticas se propaguen a otras partes del país.
El problema, de todas formas, no es del todo nuevo. Hace algunos años era tradición en la estatal Universidad de Costa Rica que los mayores persiguieran por todos los predios a los recién ingresados y les raparan la cabeza a la fuerza frente a cientos de estudiantes.
«El problema se agrava por el uso de las redes sociales, donde el denominado bullying se ha convertido en una especie de macabra diversión para muchos jóvenes», dijo a dpa el académico Carlos Sandoval.
Las autoridades educativas analizan ahora medidas para tratar de detener los actos de brutalidad y hostilidad entre los jóvenes. «Es un gran reto para el Ministerio de Educación», opinó Sandoval. «Los jóvenes tienen muchos vacíos, y sienten que el matonismo es la mejor forma de sentirse importantes y de competir ante otros». «No se compite por ser el mejor estudiante, por resaltar en la poesía, la música o el deporte», lamentó.
DPA/Los Andes