Según se pudo saber se construirá un nuevo penal en el predio federal que se encuentra junto al Complejo Penitenciario de Marcos Paz. La adjudicación y el comienzo de la obra serán en agosto de este año, y se espera que esté finalizado para 2020, cuando se llevará a cabo el traslado. Nación colaborará técnica y financieramente en el proceso.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta , y el ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano , brindaron detalles del traslado durante un acto frente al penal, en Villa Devoto. «Este es un proyecto histórico. Nunca se había invertido en el sistema penitenciario», indicó Garavano. El Gobierno estima que el traslado de los reclusos demorará entre 60 y 90 días.
La cárcel de Devoto es el último gran establecimiento carcelario que queda en la Capital. Funciona bajo la órbita del Servicio Penitenciario Federal y fue habilitada en 1957. Tiene capacidad para albergar a 1811 internos. Primero se la denominó Unidad Nº2. Recién en 2007 pasó a llamarse Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Además de ser uno de los complejos penitenciarios más grandes del país, en ese penal funciona desde 1987 el sistema educativo implementado por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí se creó el Centro Universitario de Devoto (CUD), en el cual se dictan carreras de grado como abogacía, sociología, psicología y ciencias económicas.
El terreno liberado será destinado a generar más espacios públicos en la Ciudad. El 65% del terreno liberado va a usarse para la creación de espacios públicos, mientras que el 35% restante será utilizado para la construcción de viviendas.
Y, en agosto del mismo año, anticiparon que los trabajos habían sido reactivados y que estarían terminados a fines de 2018 con una capacidad, en una primera etapa, para 1200 internos. El proyecto final contemplaba 1612 plazas. Resta saber cuándo y porqué este proyecto quedó descartado, y el Gobierno decidió el traslado a Marcos Paz
La cárcel fue inaugurada en 1927 en terrenos donados por la familia Visillac. Nació como prisión para contraventores y dependió de la Policía Federal.
En 1978 se produjo el motín más trágico de la Argentina, llamado «Motín de los colchones» en el cual entre 60 a 65 internos perdieron la vida por asfixia, quemaduras o fueron baleados y 85 resultaron heridos debido a la combustión generada por la quema de colchones.
La cárcel también funcionó como centro clandestino de detención y torturas entre 1976 y 1983. Fue una de las que se utilizaron para alojar en forma ilegal a miles de presos políticos, siendo sometidos a torturas y en muchos casos asesinados o desaparecidos. Por allí pasaron unos mil doscientos presos que luego fueron «blanqueados» para ocultar ante la comunidad internacional el plan sistemático de desaparición de personas.