Cuál fue el rating del especial de Verano del ’98, 20 años después de su estreno

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Verano del 98 fue sin dudas un fenómeno de la televisión argentina y es uno de los programas más recordados para quienes hoy promedian los 30 años.

Con un promedio de veinte puntos de rating a lo largo de tres años; una trayectoria que estuvo cerca de sumar setecientos capítulos y un elenco gigantesco que fue semillero de grandes intérpretes, todo eso y mucho más es lo que logró Verano del 98, el recordado programa de Cris Morena. Se trató de uno de los grandes hitos televisivos de finales de siglo (y comienzos).

Y para rememorar la importancia de esa ficción, Telefé preparó un especial conducido por Marley, en el que se convocó a las figuras más importantes de ese ciclo para que compartieran anécdotas y contaran qué significó para ellos haber formado parte de ese mundo.

La lista de invitados no solo fue extensa, sino que también incluyó a muchas primeras figuras de la pantalla chica (y grande): Nancy Dupláa , Dolores Fonzi , Agustina Cherri , Marcela Kloosterboer , Tomás Fonzi , Juan Ponce de León, Nahuel Mutti y Alejo Ortiz conformaron la primera tanda de invitados, a los que luego se sumaron Florencia Peña , Julieta Cardinali , Romina Ricci , Patricia Viggiano, Jazmín Stuart , Mario Pasik , Diego Ramos , Carla Peterson , Santiago Pedrero, Nicolás Mateo y Mariano Torre.

Marley comenzó la ronda de preguntas y le consultó a Nancy Dupláa qué cosas recordaba del ciclo, y la actriz contó muy divertida que en Verano del 98 fue en donde le tocó por primera hacer de madre, y que su hija «nació con aritos» porque la bebe que usaron para la toma era tan chiquita que no podían sacarle los abridores. Agustina Cherri, por su parte, rememoró que cumplió los quince años trabajando en esa serie, y que debía alternar sus compromisos escolares con su pasión por la actuación y su trabajo en Costa esperanza.

Como no podía ser de otra manera, la gran artífice de todo ese ciclo, la productora, guionista y compositora Cris Morena, formó parte del encuentro, aunque a través de reflexiones enviadas en una serie de grabaciones que se fueron sucediendo a lo largo del especial. En el primero de esos videos, Morena contó cómo surgió el concepto de Verano del 98: «El armado del proyecto me llevó a mi infancia de veranos eternos».

Por otra parte, la creadora de programas infanto-juveniles también habló sobre cómo fue el proceso de casting. «Queríamos encontrar chicos nuevos y diferentes, distintos de los que se veían en la televisión», dijo y reveló, por ejemplo, que Tomás Fonzi había ido a acompañar a su hermana a la prueba, pero que cuando lo vio entendió que ahí había un intérprete en potencia. «Él decía yo nunca actué en mi vida, y fue un trabajo de hormiga convencerlo de que podía ser un gran actor», recordó. En ese momento, Dolores Fonzi reflexionó sobre el enorme riesgo que supuso armar un programa integrado prácticamente por todas caras desconocidas. «Hoy apostás a lo seguro, los actores empiezan a repetir muchísimo» dijo sobre la diferencia entre la tele de ayer, y la de hoy.

Más adelante, Dupláa habló sobre el impacto que le causó entrar al proyecto, y el método de trabajo que proponía la productora. «Recuerdo el momento en el que Cris no llevó a Fernán [Mirás] y a mí a conocer las instalaciones», dijo y luego agregó que «Cris ponía un coach actoral para manejar el tema emocional». En ese momento, y a través de un video, también brindaron su testimonio muchos de los actores y actrices de la tira que no pudieron estar en el reencuentro. Ellos fueron Sabrina Carballo, Lola Berthet, Nico Vázquez, Diego Reinhold y Agustina Lecouna, que terminó el video cantando el mítico tema de apertura del programa.

Un segmento especial de la noche fue dedicado al villano del programa: Mario Pasik, quien trabajó en la piel del personaje Germán Villanueva. El actor contó una divertida anécdota en la cual debió vestirse de monja en una escena en la que atentaba contra la vida de los protagonistas. Según relató, la particularidad de ese momento fue que en el hábito de la monja encontró un cartelito que decía «Luisa Kuliok»; dicho vestuario era el que la actriz había utilizado para grabar La extraña dama.

En otro bloque, los intérpretes hablaron sobre los temas en los cuales la serie fue pionera, y cómo se animó a retratar tópicos atípicos en una época en la que muchas ficciones televisivas preferían no asumir ningún riesgo. En ese sentido, el romance entre Tadeo y Ricky fue uno de los arcos argumentales que más barreras rompió, y que se animó a mostrar de manera seria y sin clichés la historia de amor entre dos adolescentes.

Cerca del final, Dolores Fonzi remarcó: «Fue un momento de experimentación, nos dejaban hacer cualquier cosa». Por su parte, Ponce de León agregó: «Nos daban lugar, nos dejaban improvisar». Esas dos miradas sobre la serie revelan en gran medida lo mucho que se acostumbraba arriesgar en ese momento, y cómo esa ficción supo construir una identidad propia a base de reunir a un grupo de jóvenes intérpretes a los cuales les daban una gran libertad para trabajar.

Y si se considera que esa ficción siempre tuvo un fiel apoyo por parte del público, se termina de confirmar que la televisión de esa época parecía más permeable a recibir propuestas distintas que refrescaran la pantalla. Verano del 98 fue (y es) un fenómeno único en la historia de la pantalla chica argentina, y la gran responsable de eso fue Cris Morena, que construyó un programa que se convirtió en el emblema de toda una generación de jóvenes intérpretes (y de jóvenes televidentes).

Cuando el programa terminaba, y los actores cantaban Nada nos puede pasar, para luego recrear la escena inicial en la cual echaban a la fogata sus deseos más personales, el especial cerraba sus puertas con un rating que se encontró siempre entre los nueve y los diez puntos, señal de que los televidentes argentinos siguieron totalmente interesados de volver a asomarse por Costa Esperanza cuando las puertas de ese lugar se abrieron una vez más.

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