La despedida de la exitosa serie que contó la vida de Sandro se realizó en el Teatro Gran Rex, donde el ídolo brindó 40 recitales.
Allí llegaron todos los protagonistas de la serie -salvo Calu Rivero, que no pudo asistir- que se pudo ver por la pantalla de Telefé.
La previa del último capítulo estuvo cargada de emoción. A partir de las 21.30 hubo un festejo que contó con la participación de varios famosos invitados.
Primero subió al escenario Agustín Sullivan, quien habló de su experiencia interpretando la vida del Gitano en los inicios de su carrera y hasta imitó una escena típica del ídolo.
A su turno, Isabel Macedo –interpretó a la primera pareja de Sandro–, contó detalles de su experiencia. Luego les tocó a quienes se pusieron en la piel de los padres del Gitano, tras lo cual subió al escenario Marco Antonio Caponi, el segundo “Sandro de América”, que cantó la conocida canción“Así”.
Después, Antonio Grimau subió al escenario con la bata roja con la que Sandro realizaba los últimos shows y realizó un típico recitado.
Finalmente habló la viuda de Sandro, Olga Garaventa, quien llegó acompañada de Muriel Santa Ana, la actriz que la interpretó en la serie.
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Último capítulo
Comenzó con una de las fanáticas de Sandro (María Fiorentino) tratando de explicarle lo que sentía por su ídolo.
Luego, Olga (Muriel Santa Ana) y Aldo (Marceo Sein) asistieron a la ceremonia de bautismo de cantante, un paso que debía dar antes de pasar por el altar.
Poco antes de contraer matrimonio, Sandro se confiesa frente al sacerdote. «¿Te arrepentís de algo?», inquiere el religioso. «Sí, de no haber cantado esa última canción», responde él. Y, entonces, el recuerdo de ese último show en el Gran Rex con el que se despediría de los escenarios.
Mientras es asistido por un médico, Olga y los músicos, el público pide uno, dos, tres veces que su ídolo vuelva a salir y él no se puede negar. «Es la última vez que voy a cantar. Una más, es lo único que pido», trata de explicarle a Olga y a su entorno. Pero, ella logra convencerlo de dar por terminado el show.
Los primeros meses luego del Gran Rex fueron muy difíciles. Y fue en ese tiempo en el que Olga se convirtió en una presencia imprescindible en la vida de Roberto. Además, encuentra en la pintura un refugio para su ansiedad. Fue en ese tiempo en el que decidió pedirle matrimonio a su gran compañera.
Rodeados de sus amigos, su banda y algunas de las «nenas», Roberto y Olga viven su gran momento en el jardín de la histórica mansión.
«Cambiaría todos los shows que hice en mi vida por ser un vecino de Banfield, Roberto, el marido de Olga», expresó el cantante frente al altar.
La escena siguiente muestra a la prensa congregada frente al sanatorio en el que el ídolo está internado. Allí, la fan del comienzo y su nieta caminan hasta una especie de altar improvisado con fotos del cantante y flores.
El cantante se despierta y escucha cuando el médico les informa a Aldo y a Olga que no pueden administrarle más morfina. Aldo le cuenta que la operación salió bien. Y entonces, Sandro le pide que cuide a su mujer, y que no deje que nunca le falte nada. «No me pienso morir acá, no te preocupes», le dice para tranquilizarlo.
A solas con su flamante esposa, ella le cuenta que afuera hay gente de todo el país rezando por él. «Vos no tengas miedo», le pide. «Tengo curiosidad. Nadie volvió… Tan malo no debe ser», bromea, y le pide un último favor: que lo deje ir a esa canción que nunca pudo cantar. Luego, en su ensoñación, se levanta de la cama y va camino hacia el Gran Rex, donde es ovacionado y se reencuentra con sus padres y sus seres queridos que ya no están. Antes de subir al escenario, Olga le entrega una rosa.
«Y así llegamos al final. Siempre hay un final pero hemos recorrido un largo camino juntos», dice el ídolo.
«Les agradezco de todo corazón tanto cariño, tanto amor, desde el corazón de este muchacho de Valentín Alsina».
Acto seguido, los «tres Sandros» interpretaron «Al final la vida sigue igual», el título de este último episodio de la serie.