La histórica Mansión Stoppel, ícono del patrimonio estructural y cultural de Mendoza, volvió abrir sus puertas luego de estar 41 años cerrada al publico. Sin embargo, su apertura generó inquietud en muchas personas al revelarse un misterio: guardias de seguridad aseguran que allí dentro vive un fantasma, al cual llaman «Luisito».
Ninguno de los trabajadores que pasaron por el edificio lo vieron, pero señalan que por las noches se sienten pasos sobre el parquet, silbidos y luces que se prenden y apagan.
La mansión, de 1280 metros cuadrados, estuvo cerrada durante más de 41 años y reabrió sus puertas al público como un museo dedicado al artista mendocinoCarlos Alonso.
Durante la preparación de la reapertura, la restauradora Cristina Sonego se encontraba trabajando en una de las salas de la mansión y las luces comenzaron prenderse y apagarse intermitentemente durante unos segundos.
En ese instante, los guardias de seguridad, quienes afirman haber vivido situaciones similares, optaron por salir del edificio.
Sobre la identidad del curioso «fantasma», se dice que es el de un nene que estuvo internado en el edificio y que falleció en el lugar.
Otra versión, indica que «Luisito» era hijo de una de las criadas de Luis Stoppel, cónsul de Perú en Mendoza en aquellos años.