Daniela es una bioquímica que hace dos meses conoció a un hombre radicado en la India, a través de Facebook, del cual se enamoró perdidamente. La relación prosperó en poco tiempo y él le propuso matrimonio. Luego de decir que sí, viajó a ese país sin saber que iba a vivir el peor calvario de su vida.
El sujeto comenzó a maltratarla, a golpearla y a negarle cualquier tipo de contacto con su familia. Estuvo cautiva, a tal punto que no podía salir de su casa sin el consentimiento y la compañía de quien era su marido. La joven perdió contacto con el mundo durante un mes y cuando logró conseguir un teléfono pidió ayuda.
De acuerdo a Sanjuan8.com, el Ministerio de Gobierno de San Juan se puso al tanto del caso y logró rescatar a la chica, a través del Consulado Argentino en India. Este sábado arribó finalmente a Ezeiza y luego viajó a su provincia natal, luego de una tensa negociación burocrática que involucró a ambos países.
La bioquímica decidió casarse y hacer carrera junto a su esposo en Oriente, sin saber lo que le esperaba. Cuando viajó lo hizo con pasajes de ida y vuelta. Y se casó con este hombre en Nueva Delhi, capital de la India. Pero luego él se la llevó a Mumbai, también conocido como Bombay, que es una ciudad más alejada de la metrópolis.
Los primeros días de matrimonio fueron soñados, pero en pocas semanas el panorama se fue destiñendo para Daniela. Este hombre comenzó a maltratarla, a golpearla y a hostigarla, quitándole sus libertades. Le sacó el celular y le prohibió cualquier tipo de contacto con sus familiares, amigos y allegados.
La joven dejó de tener relación con el exterior, permaneciendo en una especie de cautiverio, ya que no podía salir a la calle sin el consentimiento de este sujeto. Entonces, lo que en Argentina representa una clara situación de violencia de género, en India no lo es. La desigualdad de género está naturalizada en aquel Estado, al punto que el 80% de los matrimonios son acuerdos y compromisos familiares; y la voz de la mujer no vale nada. En aquella cultura las esposas pasan a depender de su marido, de su suegra y del resto de la familia del hombre. En este marco tan complejo y casi carcelario, Daniela no podía recibir ayuda de ninguna parte.
La terrible situación de angustia y desesperación de la sanjuanina duró más de un mes hasta que hace pocos días, a escondidas de su pareja, logró hablar por teléfono con su madre.
Sol